Sevilla es la capital de Andalucía, una de las regiones con más encanto de España. Reconocida como una de las metrópolis europeas más hermosas, esta ensoñadora ciudad cuenta con el centro histórico más extenso de España y uno de los tres más grandes de Europa, junto a Génova y Venecia.
Sevilla tiene una historia intensa que se remonta a más de 3.000 años, pues fue colonizada por fenicios y cartagineses, conquistada por el Imperio Romano y, más tarde, ocupada por vándalos y visigodos. Con la caída del dominio germánico llegaron los musulmanes, que ocuparon el valle del río Guadalquivir, donde encontraron un clima familiar y una tierra fértil que proporcionaba todo lo necesario.
Más de ocho siglos duró la ocupación árabe de Sevilla, lo que le proporcionó su actual y peculiar aspecto. Al desmoronarse el Califato de Córdoba y con la reconquista por parte de los reyes cristianos, Andalucía ―especialmente Sevilla― se repobló con gente llegada del reino de Castilla.
Sevilla es hoy una ciudad luminosa, bulliciosa y alegre. Su cálido clima invita a vivir en la calle, junto con los amables, divertidos y acogedores sevillanos. En Sevilla abundan los tablaos flamencos y los bares de tapeo, donde se pueden degustar las riquísimas tapas, acompañadas, casi siempre, de un rico vino de Jerez.
Hay mucho que ver y hacer en esta preciosa urbe. Un primer encuentro con la ciudad implica un paseo por su casco histórico, empezando por la Avenida de la Constitución, que nos llevará a la majestuosa Catedral de Sevilla, un edificio de arquitectura gótica del siglo XVI, que sólo es superada en tamaño por la Catedral de San Pedro, en el Vaticano, y la de San Pablo, en Londres. Con un interior rebosante de obras de arte, la catedral también es famosa por un monumento emblemático: la Giralda, un bello minarete de 98 metros de altura, que fue parte de la antigua mezquita Aljama, que ocupaba los terrenos donde se levantó la catedral. En Sevilla también se halla el Archivo General de Indias, un antiguo edificio que guarda los documentos del descubrimiento de América.
La Plaza de España, construida para la Exposición Iberoamericana de 1929, también es un lugar de visita obligada, así como el cercano parque de María Luisa ―que formaba parte de los jardines del Palacio de San Telmo, de los duques de Montpensier―, donado a la ciudad por la duquesa María Luisa Fernanda de Orleans.
El Alcázar, un lugar mágico, es una obra maestra del arte mozárabe, con una fuerte influencia de la Alhambra de Granada. Posteriormente sufrió cambios en la época de los Reyes Católicos, pero aún conserva el lindo patio del Yeso y los arcos fortificados.
Si realmente quiere imbuirse de la esencia de Sevilla, debe pasear por sus barrios, observar a sus gentes y disfrutar de sus palacios, museos y jardines. Sobre todo, sus pintorescos rincones, como los patios andaluces que se divisan tras las cancelas. Típicamente sevillanos son el barrio de Triana y el de la Macarena. El de Triana es cuna de cantaores, flamencas, marineros y toreros; y el de la Macarena es uno de los más populares y antiguos de Sevilla, un lugar donde se vive la Semana Santa con especial devoción.
Al igual que Roma o Venecia, Sevilla es un museo al aire libre. Su impresionante patrimonio cultural y artístico la convierte en un importante centro receptor de turismo nacional e internacional. De hecho, en la actualidad es considerada la tercera ciudad más visitada de España, tras Barcelona y Madrid. ■