En Europa perviven antiguos cafés que han sido fuente de inspiración para artistas e intelectuales y punto de encuentro de importantes figuras históricas.
El New York Café de Budapest, Hungría, y el Café Imperial de Praga, República Checa, son dos importantes sitios situados en países que un día formaron parte del Imperio Austro-Húngaro.
Testigos de épocas gloriosas y símbolos del esplendor que antaño tuvo el Viejo Continente, son lugares míticos y bohemios, con una arquitectura impactante y un ambiente placentero y bucólico, en los que tomar un café se convierte en una experiencia irrepetible.
New York Café, de Budapest
Photos por: http://www.newyorkcafe.hu/#
Desde que se fundó, a finales de 1894, este café ha constituido un espacio de reunión de artistas, de miembros de la nobleza y también de ciudadanos comunes y corrientes.
Considerado por muchos como el café más hermoso del mundo, se encuentra dentro del lujoso Hotel Boscolo Budapest. De él se destaca su decoración ecléctica y pomposa, que evoca el estilo renacentista italiano, con sus frescos realizados a mediados del siglo XIX por Gusztav Mannheimer y Ferenc Eisenhut.
A tal belleza se le unen los impresionantes candelabros venecianos que proporcionan la luz idónea para conversar, así como las imponentes columnas salomónicas en forma helicoidal.
A principios del siglo XX, este espacio fue frecuentado por intelectuales y editores. De hecho, los periódicos más influyentes de la ciudad fueron editados en la galería de la parte superior del café.
Por otra parte, desde los tiempos de la Belle Époque, infinidad de actores, pintores y escritores húngaros participaron allí de animadas charlas con sus colegas.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el New York Café sirvió como tienda de artículos deportivos, y aunque volvió a abrir sus puertas en 1954 con el nombre de Hungária, no fue restaurado sino hasta el 2006, cuando recuperó su esplendor actual. Es del todo aconsejable que los más golosos prueben su afamada e insuperable tarta Sacher.
Café Imperial, de Praga
Photos por: www.cafeimperial.cz
Fundado en 1914, fecha que marca el principio del fin del Imperio Austro-Húngaro, el Café Imperial de Praga se encuentra adjunto al Hotel Imperial.
A finales del 2007 este espacio reabrió sus puertas tras unas reformas que le hicieron recuperar su refinado estilo Art Déco, con toques cubistas, así como sus mosaicos Art Nouveau, apreciados especialmente en el colorido hall del local, con azulejos en las paredes y un techo adornado con decoraciones florales y figurativas inspiradas en Egipto, propios del gusto de inicios del siglo pasado.
Desde su apertura, el Café Imperial ha sido calificado como uno de los más codiciados lugares de la capital checa, además de ser uno de los sitios de moda de la urbe, pues en sus tertulias se podían escuchar voces como las del escritor Franz Kafka o del compositor Leos Janacek.
Más tarde, este café fue del gusto de los nazis durante el tiempo que duró la ocupación alemana, y luego resultó el sitio escogido por la asociación de sindicatos checos.
El Café Imperial es una visita esencial para aquellos que gustan de la historia y de dulces tan suculentos como la tarta imperial con nata y dátiles o el chocolate imperial, con pan de jengibre rallado y nata montada. ■