Las brillantes mentes de los arquitectos de la firma Zaha Hadid Architects no escatiman en creatividad y están siempre listas para desafiar los límites de lo imaginable. Esta vez, el estudio de la reconocida arquitecta anglo-iraquí impresionó a propios y extraños con el proyecto de la torre Opus Office de Abu Dabi, en los Emiratos Árabes Unidos.
El diseño de este espectacular edificio, por sí solo, rompe las normas de lo esperado. La imponente construcción de 21 pisos y fachada acristalada incorpora dos estructuras principales que, en conjunto, forman un cubo. En el centro, un inmenso vacío —cuyo contorno con forma orgánica lleva el sello que distingue a la artista— permite el paso de la luz en ángulos que van revelando destellos y reflejos conforme el sol avanza al transcurrir el día. Sólo la presentación de este proyecto sirve como estandarte de lo que Zaha Hadid es capaz de hacer. Sin embargo, son sus interiores los que marcan la diferencia. Mucho más que un diseño, dentro de la torre Opus se extiende toda una declaración de amor —y de principios— por la vanguardia, la singularidad y la reinterpretación de los espacios.
La torre alojará unidades residenciales en las que se combinará el estilo de las grandes urbes con el confort de los hogares mejor equipados. También albergará al hotel ME de Meliá, diseñado para ofrecer un servicio personalizado a cada huésped. En sus habitaciones y suites, así como en los apartamentos, el uso de tecnologías de última generación cobra protagonismo. Cada espacio cuenta con un centro de medios interactivos y “ambientes que escuchan”, creando experiencias que mezclan las preferencias personales con gratas sorpresas. Según sus creadores, los controles aparecen y desaparecen según las necesidades, permitiendo a sus ocupantes involucrarse con el espacio y realizar ajustes de acuerdo con la ocasión o su estado de ánimo, a través de paneles pivotantes o deslizantes que transforman el lugar físicamente.
Con el estilo característico de Zaha Hadid, los espacios interiores de la torre carecen de esquinas y están enmarcados por líneas ondulantes que crean una sensación de fluidez. Su diseño parece transportarnos a un universo paralelo en el que se funden lo clásico y lo futurista. Los amplios ventanales del piso al techo no sólo ofrecen una vista panorámica inigualable de la ciudad, sino que permiten que cada habitación sea iluminada con luz natural, al tiempo que integran —aparentemente sin esfuerzo alguno— el horizonte de la ciudad al diseño de cada habitación.
En otras palabras, los interiores de la torre Opus Office son un lienzo en blanco, listo para ser personalizado a niveles de detalle inimaginables. Las áreas comunes, por su parte, se encuentran claramente diseñadas para no ser asociadas con ningún lugar en particular, fomentando así la interacción de personas de diversas nacionalidades y culturas, y para ofrecer nuevas maneras de interpretar el diseño y la arquitectura. ■