Buenos Aires es reconocida internacionalmente por ser la capital más europea del continente americano. Su arquitectura esplendorosa de finales del siglo XIX y principios del XX, de marcada influencia europea, ha forjado una hermosa ciudad que evoca otras capitales como París, Roma o Madrid. Cada año, la ciudad es visitada por millones de turistas de todo el mundo que buscan disfrutar de su rica y variada vida cultural, desde la música y las artes plásticas hasta el ecoturismo y el deporte. Y para los visitantes que aprecian el lujo clásico, la ciudad cuenta con el lugar perfecto para hospedarse: el hotel Alvear Palace.
Esta joya de la arquitectura, construida en la década de 1930 y en cuyos suntuosos salones predominan los estilos franceses de Luis XIV y Luis XVI, ofrece un ambiente de lujo muy similar al de los clásicos internacionales como el Ritz de París, el emblemático Waldorf Astoria de Nueva York o el Baltschug Kempinski de Moscú.
El hotel Alvear Palace se encuentra ubicado en uno de los barrios más exclusivos de la capital argentina, Recoleta, situado en el corazón de la ciudad, lo cual facilita el acceso de sus huéspedes a las principales atracciones metropolitanas. Cuenta con una amplia variedad de suites y habitaciones que satisfarán hasta el más exigente de los huéspedes, cada una decorada con exquisito gusto y esmerado cuidado hasta en el más fino detalle.
Las suites Junior, por ejemplo, ofrecen una superficie que ronda los 45 metros cuadrados, con sala de estar y espléndidos baños con televisor LCD y ducha de hidromasaje. Por su parte, las suites ejecutivas, de hasta más de 70 metros cuadrados de superficie, brindan servicio de mayordomo y cuentan con un área de recepción, una sala de estar ovalada y uno o dos confortables dormitorios con conexiones con otras suites contiguas. Sus alfombras de diseño exclusivo y las lámparas de bronce y cristal ofrecen un ambiente suntuoso.
Pero es la suite real la más majestuosa. Decorada como un lujosísimo apartamento parisino de 175 metros cuadrados, cuenta con un salón de recepción, una amplia sala de estar, comedor para 8 comensales, estudio privado, un gran dormitorio y dos baños totalmente revestidos en finos mármoles Botticino italianos, con ducha de hidromasaje y sauna.
Estas preciosas suites y los hermosos salones del Alvear Palace han recibido a numerosos visitantes ilustres en sus más de 80 años de historia, y a pesar de que la tradición del hotel es mantener bajo el más estricto secreto la información de sus huéspedes, algunas anécdotas se han filtrado.
A los pocos años de su inauguración, en 1941, el hotel alojó a Walt Disney durante las 10 semanas que duró su misión oficial por Latinoamérica para la difusión del material cinematográfico desarrollado en la industria estadounidense. Su larga estadía fue costeada por la presidencia de Franklin D. Roosevelt.
Más recientemente, en el 2009, el Alvear Palace fue el escenario de un simpático evento, cuando el conocidísimo diseñador Kenzo llamaba la atención del resto de los huéspedes al pasearse contento por los salones del hotel vistiendo faldas. Y se sabe que unos años antes, la reina Beatriz de Holanda y sus herederos, los entonces príncipes, y reyes en la actualidad, Guillermo y Máxima, no pudieron alojarse en la suite real del hotel ya que estaba ocupada por un importantísimo jeque árabe. Tal vez como desagravio, pero sin duda aprovechando la visita de la familia real, el hotel organizó entonces en sus salones una exposición con pinturas de artistas holandeses, un gesto que la Reina y los Príncipes agradecieron personalmente a la dirección del hotel.
La lista de personalidades de primera línea que se han alojado en el Alvear Palace es interminable, pero hay dos visitas que Luis Lisanti, director de Relaciones Institucionales del hotel, recuerda con especial cariño: la de Sir Thomas Sean Connery, quien disfrutaba tanto de los croissants servidos en el desayuno que durante varios años pidió que le hicieran un envío especial dos veces al año a Marbella, España, donde solía residir el actor; y la del presidente Nelson Mandela, quien lo impresionó por su humildad y su enorme humanidad, a pesar de haber sido uno de los principales actores políticos del siglo XX y haber cambiado la historia de su país para siempre.
Para el deleite de todos los paladares, el hotel ofrece dos restaurantes delicadamente ambientados: La Bourgogne, en el que se puede disfrutar de la alta cocina francesa, y el L´Orangery, que se destaca por su refinada comida internacional, su espectacular brunch y su afternoon tea. Pero si lo que quiere es pasar buenos momentos, entonces está el adorable Bar del Lobby, aunque también puede entregarse a los placeres de los mejores tabacos y chocolates del mundo en el exclusivo Cigar Bar. Y, por supuesto, el Alvear Palace también cuenta con un modernísimo spa, con terapias y tratamientos especiales japoneses y tailandeses. ■