En esta lista destaca Cap Rocat, que se levanta sobre la antigua fortaleza de Cap Enderrocat, al sur de la Bahía de la capital balear, Palma de Mallorca. Los edificios de la fortaleza fueron restaurados respetando la riqueza patrimonial y natural del enclave, y desde el 2010 son el hogar del hotel Cap Rocat, que se erige con señorío sobre el Mediterráneo.
El número de habitaciones y suites del establecimiento, 28, da una idea de la exclusividad del hotel. Excepto dos de ellas, situadas en el recinto de la fortaleza, las demás se ubican en las antiguas troneras de los cañones al borde del acantilado. Todas disponen de una terraza desde la que disfrutar de las puestas de sol. En la llamada Suite del Cabo se añadió un amplio salón y una piscina privada, un elemento que también posee la Suite del Mar, cercana a la playa y con jardines privados y vistas al mar y al huerto de hierbas aromáticas del local.
Este año, el hotel se ha reforzado con tres nuevas estancias, Las Centinelas, cada una de ellas con terraza privada. Miden entre 45 y 60 metros cuadrados (entre 484 y 645
pies cuadrados), se hallan en los antiguos puestos de vigilancia secretos de la fortaleza, excavados en la roca, y se asoman a la Bahía de Palma. Ahora, convertidas en habitaciones de lujo, mantienen las paredes de roca viva y se visten con refinadas alfombras, suaves tejidos mediterráneos y grandes espejos. Desde sus camas tamaño king se observa el mar. Para pasar una noche en ellas hay que pagar un mínimo de 350 euros (unos 394 dólares).
En los baños de Las Centinelas hay bañera y ducha en espacios separados y cosméticos orgánicos de la isla a base de plantas autóctonas. Porque uno de los valores que reivindican los dueños de Cap Rocat, que pertenece a la empresa hotelera española Marugal, es el empleo de productos locales, además de enarbolar la bandera de la tranquilidad y la sencillez. Su objetivo es ser un referente del turismo ecológico defendiendo la flora y la fauna de su enclave, declarado Área Natural de Especial Interés por las autoridades baleares.
En este sentido, para decorar el hotel se empleó la tradicional tela de Llengües, y como fragancia se creó una esencia propia para los jabones y las velas aromáticas que lo adornan, y que evocan olores de la isla como la almendra y la naranja.
Capítulo aparte merece la oferta gastronómica de Cap Rocat, sobre todo porque uno de sus restaurantes, el Sea Club, de tipo bistró, se encuentra entre las rocas, en la cala de la Reina, mirando al mar. El lugar está lleno de encanto y el atardecer embriaga al comensal. Vea aquí más establecimientos de lujo para disfrutar al máximo del Mediterráneo, como el Hotel du Cap-Eden-Roc, en la Costa Azul francesa. ■