Cada año, la asociación European Best Destination, con sede en Bruselas, Bélgica, selecciona ―mediante votos emitidos por Internet― la ciudad merecedora de ser el mejor destino europeo. Este año, el galardón ha recaído en Burdeos, una antigua urbe francesa conocida en todo el mundo, sobre todo, gracias a los excelentes vinos que se elaboran en la región. Sin duda, una metrópoli que bien merece una visita por sus incontestables alicientes.
Burdeos, capital de la región de Aquitania, es la quinta ciudad más importante de Francia, después de París, Marsella, Lyon y Toulouse. Atravesada por el río Garona, fue romana, gala y carolingia, para finalmente quedar anexionada al reino de Francia.
Pero la verdadera fama de Burdeos comienza a partir del siglo XVIII, considerado como el siglo de oro de la admirable urbe. De hecho, la mayor parte de los edificios de su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, datan de esta época. El gran escritor francés Víctor Hugo, durante uno de sus viajes a esta noble ciudad, dijo: “Tome Versalles, añada Amberes y tendrá Burdeos”. Vea aquí nuestra selección de hoteles de lujo y destinos de todo el mundo.
Un tiempo de asueto en Burdeos debería comenzar en la mítica Plaza de la Bolsa, frente a las orillas del Garona, uno de los principales puntos turísticos de la ciudad. Considerada como la plaza más grande de Europa, desde el año 2006 cuenta con el espejo de agua más grande del mundo, una espectacular obra que alterna efectos extraordinarios con agua y niebla, y que se ha convertido en uno de los espacios más fotografiados de la metrópoli. Muy cerca, la catedral de Saint André ―de origen románico y construida a finales del siglo XI― recibe al visitante con su preciosa torre visible desde cualquier punto de la ciudad.
Un lugar idóneo para observar a los bordoleses y empaparse del ritmo de la ciudad es la Place des Quinconces, en la cual se celebran conciertos y eventos culturales. La rue Sainte Catherine, por su parte, es uno de los sitios que no pueden dejar de visitar los amantes de las compras. Es una gran calle comercial, con boutiques de moda, cafés y restaurantes, que termina en la Place de la Comedie, donde se encuentra el bello edificio de la Ópera Nacional, inaugurado en 1780. También resulta muy interesante el anfiteatro Palais Gallien, vestigio del pasado romano de Burdeos.
Aquellos que disfrutan de la elegancia y prestancia típicamente francesas, disfrutarán al máximo en el Museo de Artes Decorativas, alojado en una casa señorial construida en 1779 para un noble bordelés. La mansión se ha transformado completamente para dar vívida cuenta de cómo era el estilo de vida de la aristocracia durante el siglo XVIII, época dorada que terminó súbitamente con la llegada de la Revolución Francesa.
Un recorrido por Burdeos que dejará una impresión inolvidable debería finalizar fuera de la ciudad, en una de las bodegas más famosas y prestigiosas del mundo: Château Mouton Rothschild, situada en una preciosa hacienda vinícola de Pauillac, en el Médoc, a unos 50 kilómetros de Burdeos. Sus vinos, considerados entre los mejores del mundo, fueron del agrado de Thomas Jefferson, tercer presidente de los Estados Unidos, quien durante su estancia en Francia visitó la legendaria bodega y desde entonces sus vinos nunca faltaron en su mesa. ■
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