No sólo de plumas vive la marca Montblanc, pues una de sus líneas de negocio más pujantes es la piel. De hecho, la compañía alemana —que pertenece al grupo de lujo suizo Richemont— ha lanzado al mercado una colección de artículos de cuero para celebrar los 90 años de vida de la estilográfica Meisterstück. Y, recientemente, sus tiendas han puesto a la venta la colección Extreme, una nueva familia de complementos de cuero para hombres compuesta por un maletín, un portadocumentos, una mochila, bolsos de diversos tamaños y formas, así como fundas para pasaporte, tarjetas de visita, tabletas y móviles.
Esta colección funcional se abriga con la nueva piel Extreme, que incorpora un tratamiento desarrollado por Montblanc que la hace ignífuga, resistente al agua y a los arañazos. Es agradable al tacto y muestra un dibujo de cuadrados pequeños que le aporta un aspecto similar al de la fibra de carbono. Esta piel no está patentada, pero no la podrán utilizar otras marcas en los próximos tres años. Así lo ha acordado Montblanc Pelletteria con sus proveedores de Italia, donde también fabrican los grandes nombres del lujo, desde Prada a Salvatore Ferragamo y Gucci. Vea aquí más productos de moda.
Con motivo de la presentación de la colección Extreme Leather, Montblanc demostró su poderío ofreciendo una cena en el histórico Palazzo Vecchio de Florencia, a la que acudió uno de los embajadores de la firma, el actor Hugh Jackman. Los invitados disfrutaron de los frescos del Renacimiento bajo las bóvedas medievales del Palacio y del buen hacer de los artesanos de Montblanc Pelletteria, que exhibieron sus dotes con las técnicas del curtido.
Para alcanzar la excelencia, Montblanc decidió en su día acudir a Suiza, la cuna de la alta relojería, para confeccionar sus relojes. Y también hizo lo propio para fabricar su gama de productos artesanos de piel: se mudó a Florencia, ya que la ciudad italiana es el centro mundial de la elaboración de la mejor piel. En el 2006, la firma trasladó el taller de peletería que abrió en 1935 en Offenbach, Alemania, a Scandicci, en las afueras de Florencia, con el objetivo de controlar todo el proceso de producción y servirse de las pieles más nobles y de los artesanos que mejor las trabajan. ■