En Suiza, la elaboración de quesos cuenta con una tradición centenaria. Casi la mitad de toda la leche obtenida en el país se transforma en queso y, en total, se elaboran unas 450 variedades. El queso suizo es famoso por su excelente calidad, su carácter genuino y su exquisito sabor, que se debe fundamentalmente a las estrictas normas en materia de producción, a los controles de calidad y al respeto por el medio ambiente. No es de extrañar entonces que el queso suizo sea uno de los manjares preferidos por los paladares más exigentes. Encuentre aquí nuestra selección de grandes quesos del mundo.
A continuación, les presentamos tres elaboraciones especiales —Dzorette, Mont Vully y Sbrinz— que sólo podrá encontrar en las tiendas más selectas.
Dzorette
En el dialecto del Pays-d’Enhaut, zona montañosa del cantón suizo de Vaud, Dzorette significa “bosque pequeño”. Este es el nombre que Michel Béroud, fundador de la fromagerie Fleurette, le dio a una de sus creaciones más celebradas. Béroud, que tiene una larga experiencia en el mundo de la fabricación artesanal de quesos y cuenta con una docena de elaboraciones propias a lo largo de los últimos 25 años, ideó el Dzorette de forma casual, cuando se le cayó un trozo de queso al suelo y rodó hasta detenerse debajo del árbol de Navidad. “Traté de quitar las agujas del pino pero no pude con todas. Luego lo probé. Ese sabor despertó mi curiosidad. Al día siguiente, hice algunas pruebas. Como las agujas picaban demasiado, decidí cortarlas finamente en pedazos muy pequeños. Así nació el Dzorette”, relata Béroud. El queso Dzorette se elabora con leche cruda de vaca y su corteza presenta el color verde oscuro característico de los bosques de abetos de la región. Su pasta posee un perfume único, ya que se refina con hojas de abeto picadas y tostadas. El dulce aroma de la resina le confiere un sabor seductor, rico y cremoso.
Mont Vully
El queso Mont Vully se elabora únicamente en una pequeña granja familiar de Cressier, un pueblo próximo a la ciudad medieval de Murten, en Neuchâtel. La historia de este notable queso comienza en 1993, cuando el quesero Ewald Schafer se hizo cargo de la lechería de Cressier, conocida tradicionalmente por haber producido el emmental, un queso de la región de Emmental, al este de Friburgo. Edward sentía que el emmental era ajeno a Cressier, así que creó una nueva elaboración a la que llamó Mont Vully. Se trata de un queso que se ubica en la línea de los grandes quesos alpinos suizos, caracterizado por ser semiduro, de corteza lavada, con una pasta no cocida y prensada. Está elaborado con leche de vaca y su textura es suave y cremosa, con ojos pequeños e irregulares. Su sabor es suave pero su aroma es fuerte debido al lavado. Es un queso delicado, ligeramente picante y especiado, con notas frutales.
Sbrinz
Poco conocido fuera de Suiza, el Sbrinz se produce en casi todo el país. Este queso montañés de pasta extra dura tarda casi el doble en madurar que el emmental o el gruyer. Es más parecido a un queso parmesano italiano (algunos de los mejores quesos italianos) o a un manchego español, y se conserva mucho tiempo sin necesidad de un ambiente fresco. Producido en grandes ruedas aplanadas, el Sbrinz posee una corteza dura y gruesa de color marrón dorado y una pasta sumamente dura y granulosa. Su aroma, penetrante y ácido, es muy rico en notas de café y chocolate, con fuertes toques ácidos. Su sabor es meloso y curado, con un ligero toque a tostado.
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