La firma Döttling es una de las que se esfuerza para que los coleccionistas puedan abrazar sus pertenencias más preciosas ―desde joyas y obras de arte hasta colecciones de armas― sin dejar de tenerlas a mano y a la vista. Esta compañía alemana de cerrajería y dispositivos de seguridad fabrica salas enteras para exquisitas colecciones privadas a las que protege con distintos sistemas. Se encarga de todo, desde la planificación del espacio hasta su diseño y ejecución.
Su más reciente resguardo es un cuarto de apenas nueve metros cuadrados, que puede ser la sala de exhibición de colecciones más pequeña del mundo. La han diseñado como si fuera una fortaleza, con una puerta de alta seguridad elaborada con aramida (un tipo de fibra sintética robusta y resistente al calor), un núcleo de acero y múltiples cerraduras.
Las paredes y el techo están equipados con micrófonos de contacto que registra con claridad hasta las vibraciones más leves. Además, la sala no es reconocible a simple vista, pues la puerta de seguridad es camuflada con un panel que reproduce la pared existente. El acceso se logra por medio de un lector electrónico de huellas dactilares que también está oculto.
Cuando la puerta se abre, la iluminación indirecta ―integrada en el techo― se desvanece lentamente y es reemplazada por una luz más apropiada para el interior de la estancia. El diseño es muy sofisticado. La joyería se guarda y se presenta en forma cuidadosa y llamativa.
Se puede instalar, por ejemplo, una sección para artículos femeninos o un rincón para los relojes de hombre, con 24 bobinadoras con rotores automáticos. Los cajones y compartimentos secretos integrados ofrecen espacio adicional para más de 500 relojes u otro tipo de objetos preciosos. ■