Las famosas Pousadas de Portugal son 37 hoteles de lujo esparcidos por todo el país en edificaciones que en su época fueron palacios, conventos o monasterios. Verdaderos tesoros arquitectónicos, rincones históricos, de gran atractivo y muy sugerentes, donde el viajero encontrará la comodidad y tranquilidad que tanto ha soñado.
En la lengua portuguesa, el término pousada evoca la idea de pausa, de parada. Supone además una oportunidad única de disfrutar en espacios donde el arte y la historia se conjugan a la perfección con la suntuosidad, el buen gusto, la atención impecable y la alta gastronomía. Las siguientes tres pousadas resultan muy interesantes por su historia, lujo y distinción. Son lugares perfectos donde alojarse en su próxima parada en Portugal.
Santa Marinha
Guimarães
Situada en una colina desde la cual se avista todo el horizonte, se eleva magnífica y esplendorosa la Pousada de Santa Marinha, vestigio de su época dorada como monasterio. Según cuenta la historia, el edificio fue entregado por la reina Mafalda, esposa del rey Afonso Henriques, a los canónigos regulares de San Agustín en el año 1154. Santa Marinha está situada al norte, en la noble ciudad de Guimarães, que fue Capital Europea de la Cultura en el año 2012. Reformado por el arquitecto Fernando Távora, el bello monumento fue galardonado con el Premio Nacional de Arquitectura en 1985. Su localización, a unos dos kilómetros del casco histórico de la ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, lo convierte en un lugar accesible y cómodo. La Pousada de Santa Marinha es un alojamiento privilegiado que ofrece unas magníficas vistas de Guimarães.
Gracias a un minucioso trabajo de recuperación realizado por Távora en 1975, nace la actual pousada, resultado de la unión perfecta entre el pasado histórico y todas las comodidades contemporáneas. El hotel cuenta con 49 habitaciones dobles muy amplias y dos magníficas suites. Como curiosidad, hay 22 habitaciones que son fruto del acondicionamiento de las antiguas celdas de los monjes, y están situadas a lo largo de un majestuoso corredor del monasterio agustino. Se sabe que una de las familias que compró el convento entrenaba a su caballo en este pasillo. En las obras de remodelación del monasterio se conservaron todos los espacios que fue posible recuperar. En los aposentos de los monjes estaban las celdas, el ropero y la barbería. Hoy cada habitación ocupa el espacio correspondiente a dos antiguas celdas contiguas y todas tienen cama queen, salvo las habitaciones dobles que tienen camas gemelas. Esta peculiar pousada alberga el restaurante Doña Mafalda, situado en un monumental salón con bellas arcadas de piedra que en otro tiempo fue la bodega y el granero del monasterio. Los manjares que podrá degustar aquí son tradicionales de la gastronomía regional, servidos de forma personalizada, con profesionalidad y con capacidad para proporcionar a los clientes una experiencia inolvidable. Fuera del recinto hotelero se pueden realizar actividades como el golf, paseos en teleférico en el Parque da Penha, paseos a caballos o visitas guiadas a la histórica ciudad de Guimarães.
Catelo de Óbidos
Óbidos
Quizás sea la pousada más impresionante de todo Portugal. Está ubicada a 95 kilómetros de Lisboa, en el interior del castillo de la ciudad de Óbidos, una de las metrópolis medievales mejor conservadas de Europa. Es la pousada más antigua de Portugal, inaugurada en 1951.
Este majestuoso castillo está considerado como una de las 7 maravillas de Portugal, pendiente de ser declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. El palacio primitivo de estilo gótico portugués fue construido por orden de João de Noronha, Conde de Dijon, quien fue el alcalde de la ciudad a principios del siglo XVI. La Pousada Catelo de Óbidos es un regio y exclusivo hotel de sólo 17 habitaciones, todas ellas con nombres de reyes y reinas cuyas historias están íntimamente relacionadas a Óbidos. La gastronomía es pieza fundamental de esta pousada. En su gran restaurante podrán disfrutar de la mejor gastronomía portuguesa en un ambiente elegante, con un buen servicio y acompañada por los mejores vinos del país. Como sugerencia, no se pierdan una visita por la ciudad de Óbidos, que en su recinto amurallado encierra siglos de historia y un rico patrimonio de arquitectura religiosa. Sus alrededores están además colmados de puntos de interés como el acueducto, que fue mandado a construir por la reina Catalina de Austria, y la Laguna de Óbidos, territorio propicio para la pesca y la caza y alrededor de la cual la corte real celebraba sus majestuosos almuerzos campestres.
Palacio de Estoi
Estoi
La lujosa Pousada del Palacio de Estoi, fruto de la rehabilitación de una antigua casa solariega del siglo XVIII, se encuentra en el pueblo de Estoi, a sólo 10 kilómetros de Faro, en la región conocida como el Algarve, una de las zonas más prósperas de Portugal. Es un coqueto edificio de estilo rococó rodeado de jardines con perfumados naranjos y palmeras traídas de la isla de Madeira. Fue declarado Edificio de Interés Público en 1977. El palacio perteneció a José Francisco da Silva, Vizconde de Estoi, y fue inaugurado en 1909. En 1987 fue comprado por el Ayuntamiento de Faro y posteriormente vendido para ser convertido en una pousada llena de encanto. Su rehabilitación fue obra del arquitecto Gonçalo Byrne y entre sus comodidades se encuentra su fabuloso club de salud, donde se puede disfrutar de baño turco, sauna, ducha tropical y su piscina cubierta.
La Pousada del Palacio de Estoi tiene 63 habitaciones, de las cuales ocho se comunican entre sí. Lo más recomendable es ocupar una de las tres suites con las que cuenta el hotel. Todas son habitaciones donde la sofisticación y la modernidad ocupan su merecido espacio gracias al mobiliario y al diseño del arquitecto Byrne. Los dormitorios tienen cama king, con salones muy acogedores y magníficas vistas al jardín. Destaca sobremanera su restaurante O Visconde, con una decoración moderna y sofisticada que contrasta con el antiguo edificio. Un templo de la gastronomía en el que sobresalen los sabores tradicionales de la región. El cercano campo de golf, las excursiones en barco por los canales de la Ría Formosa, la pesca deportiva y los paseos a caballo son el complemento perfecto de este maravilloso lugar que hará que usted se sienta mejor que en su propio hogar. ■