La antorcha de los XXII Juegos Olímpicos de Invierno salió de la ciudad griega de Olimpia el 29 de septiembre del 2013, iniciando un recorrido de más de 65.000 kilómetros que la ha llevado, entre otras ciudades, a Tesalónica, Atenas, Moscú y San Petersburgo. Su itinerario finalizará el próximo 7 de febrero, cuando la llama olímpica encienda el pebetero en Sochi, sede de las Olimpiadas de Invierno del 2014.
Sochi, considerada “la tercera capital de Rusia”, después de Moscú y San Petersburgo, fue noticia de primera página en los periódicos de todo el mundo cuando el día 4 de julio del 2007 se hizo pública su designación como sede de los Juegos Olímpicos de Invierno del 2014. Ubicada entre las montañas del Cáucaso y el Mar Negro, cerca de la frontera con Georgia, es la ciudad de veraneo del presidente ruso Vladimir Putin, quien puso personalmente todo su empeño en la candidatura olímpica de la ciudad.
En los últimos años, Sochi se ha transformado en una urbe moderna. Para acoger estas olimpiadas ha construido nuevas infraestructuras, que han tenido un coste total superior a los 49.000 millones de dólares. De hecho, las Olimpiadas de Sochi ya han roto el récord por ser las más caras de la historia. Pero la mayor parte de su patrimonio es el mismo que ya en la época de los zares había convertido a la ciudad-balneario en uno de los lugares de descanso preferidos por la aristocracia rusa. El clima templado, la exuberante vegetación subtropical y las bellas playas de arena a orillas del Mar Negro atraen hoy a los viajeros como lo hicieron en el pasado.
Palacio de Hielo Bolshoi.
Su patrimonio natural incluye la Reserva de la Biosfera del Cáucaso, esas majestuosas montañas cubiertas de oscuros y misteriosos bosques que el escritor ruso León Tolstói describió magistralmente en su novela Hadjí Murat. También los manantiales ricos en sulfuro de hidrógeno de la cuenca del río Matsesta —que en lengua abjasia significa “agua de fuego”— mencionados por primera vez en la historia por el filósofo griego Flavio Arriano en el año 137.
A principios del siglo XIX, la nobleza rusa comenzó a pasar temporadas en sanatorios y balnearios para tratarse con sus aguas minerales curativas, una práctica que se convirtió en una costumbre elitista y a la cual se referían con el eufemismo de “tomar las aguas”. Fue por esa época cuando Sochi empezó a ganar fama por sus exclusivos balnearios; pero no fue hasta la etapa soviética cuando la ciudad se convierte en un centro vacacional —para el proletariado y sus líderes— capaz de atraer a miles de turistas cada año. A ello contribuyó la predilección que el dictador Iósif Stalin mostró siempre por la ciudad, en cuyos alrededores se encuentra su dacha de verano, convertida hoy en museo. Durante su mandato se construyeron en Sochi majestuosos edificios de estilo neoclásico, grandes parques y monumentos.
1. Catedral del Arcángel San Miguel.
2. Distrito Khostinsky.
3. Museo de Arte de Sochi.
4. Teatro de Invierno.
5. Dacha de verano de Stalin.
Una de las obras arquitectónicas más notables de la época es el Teatro de Invierno, un edificio de estilo neoclásico construido en 1930 que destaca por sus 88 columnas corintias. La edificación está ubicada en el distrito central —un área de 32 kilómetros cuadrados— donde también se encuentran la Catedral del Arcángel San Miguel, una pequeña iglesia edificada entre 1873 y 1891; el Museo de Arte de Sochi, diseñado por Ivan Zholtovsky; y el Museo Etnográfico, ubicado a muy poca distancia del emblemático Teatro de Verano del parque Frunze.
Teatro de Verano.
Al noreste del distrito Lazarevsky se localizan los palacetes y mansiones de los antiguos príncipes y aristócratas, asiduos visitantes del balneario de Matsesta, construido en 1902 y uno de los lugares que más fama han dado a la ciudad. El Dendrarium también ocupa un lugar destacadísimo en la historia de Sochi. Inaugurado en 1889, este enorme jardín botánico reúne cientos de especies tropicales de todos los continentes. Además de sus valiosas colecciones de plantas y árboles, el jardín botánico está situado en una colina desde la que se contemplan magníficas vistas de sus alrededores y el Mar Negro.
Swissôtel Sochi Kamelia.
La ciudad está preparada para la gran cita olímpica. Sus instituciones culturales, establecimientos hoteleros y restaurantes reciben con las puertas abiertas a los miles de visitantes que llegan estos días a Sochi. Entre los alojamientos de lujo, el Swissôtel Sochi Kamelia, emplazado en un parque natural de extensos jardines con vistas al Mar Negro y cercano al distrito central, es una opción excelente por la sofisticación y comodidad de sus instalaciones. Y también está el Rodina Grand Hotel, famoso por su magnífico spa, su playa privada y sus suntuosos interiores.
Rodina Grand Hotel.
El 23 de febrero del 2014 se clausurarán las Olimpiadas de Invierno de Sochi. Pero la ciudad se mantendrá en el primer plano de la actualidad deportiva, ya que será una de las sedes donde se disputará el Mundial de Fútbol del 2018.
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