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Manolo Blahnik, el famoso diseñador de zapatos de alta costura, nunca se ha rendido a los dictados de la moda y siempre ha seguido su propio estilo. Para él, «la moda se ha convertido en algo vulgar. Toda ella está enlatada, mientras que la elegancia está en la inteligencia y en el respeto a la tradición». A lo largo de su carrera, ha creado más de 20.000 pares distintos de zapatos, todos diseñados por él mismo, que los modela y remata siguiendo un proceso artesanal.
La creación de cada zapato termina con su bautismo: a Blahnik le gusta ponerles nombres tan originales como Paiggi, Guge, Gruyere o Avión, entre otros. Son auténticas piezas de arte, con claras influencias del cine italiano de Visconti y de pintores españoles como Goya, Velázquez, Zurbarán o El Greco.
Los inicios del maestro zapatero
Manuel Blahnik Rodríguez nació el 28 de noviembre de 1942 en las Islas Canarias (España), de padre checo y madre española. Se graduó en la Universidad de Arquitectura y Literatura de Génova a los 23 años, y continuó luego sus estudios en París y licenciándose en la Universidad de Bellas Artes.
En 1968 se trasladó a Londres para trabajar en la boutique de zapatos Zapata, mientras colaboraba con Vogue Italia como escritor. Sin embargo, la pasión por el diseño que llevaba en las venas lo llevó a concentrarse en la creación de zapatos.
El inicio verdadero de su carrera profesional como diseñador fue su legada a Nueva York en 1970. Allí conoció a Diana Vreeland, que por aquel entonces era la directora (Editor in Chief) de Vogue americano. Cuando él le mostró sus prototipos, Vreeland lo convenció de que debía dedicarse exclusivamente a diseñar zapatos. Dos años después, ella le presentó a Ossie Clark, reconocido modisto de Londres en aquella época, quien lo invitó a crear los zapatos de sus desfiles de moda.
En 1973, y con un préstamo de 2.000 libras, Blahnik compró Zapata y abrió su primera boutique. Era la década de los 70, época de altas plataformas y botas de los más diversos estilos, pero Blahnik, que nunca había seguido las tendencias del momento, se dedicó a convertir el stiletto (zapatos de tacón fino) en la insignia de la marca que lleva su nombre.
Adorado por mujeres de todo el mundo
En 1974 y junto a la actriz Anjelica Houston, el creador se convirtió en el primer hombre en aparecer en una portada del Vogue británico. Cuatro años más tarde, se trasladó a Nueva York y comenzó a colaborar con Calvin Klein. Por fin le había llegado su hora. Manolo Blahnik había alcanzado la fama y el prestigio mundial que lo acompañan hasta el día de hoy.
Mujeres de todo el mundo se han declarado admiradoras del prestigioso zapatero de alta costura, convertido en una de las personas más influyentes en del mundo de la moda. Muchas de sus seguidoras son sus mejores embajadoras, y sus Manolos, como suelen conocerse sus zapatos, han aparecido en numerosas películas.
Sin duda alguna, fue Sarah Jessica Parker, en su papel de Carrie Bradshaw de la serie Sexo en Nueva York (Sex in the City), la que le consiguió mayor proyección mundial. Es más, Blahnik diseñó en exclusiva decenas de pares de zapatos para el vestuario de las películas que siguieron a la serie. Incluso en algunas escenas, la protagonista sostiene en la mano una de sus creaciones, ya que en el plano la actriz estaba sentada y el zapato debía lucirse.
Sus prestigiosos premios internacionales
A lo largo de su dilatada carrera, Manolo Blahnik ha recibido numerosos premios internacionales, como el del Consejo de Diseñadores de Moda de América (CFDA en 1987, 1990 y 1997), el Neiman Marcus (2000), la Aguja de Oro en España (2001), La Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes en España (2002), la Medalla de Oro de Canarias (2003) y Diseñador de Accesorios del Año por el British Fashion Council (1990 y 1999).
Además, se le concedió el Título Honorífico de la Orden del Imperio Británico en el 2007. También obtuvo el British Fashion Award y el Premio Nacional de Diseño de Moda en España, dotado de 30.000 euros. Es tal su prestigio como creador, que en 2003, el Design Museum de Londres le dedicó una muestra. Era la primera vez que esta institución hacía una exhibición de un diseñador. El impacto fue enorme e internacional.
El creador sigue manteniendo su tienda original en el barrio de Chelsea, en Londres, aunque ya cuenta con tiendas en todo el mundo, desde Corea a Japón, pasando por Rusia, España, Francia y Estados Unidos, una lista interminable que lo confirma como diseñador de fama internacional.
Pese a que ha trasladado su residencia personal a la histórica ciudad inglesa de Bath, Manolo Blahnik nunca ha olvidado sus orígenes españoles y entregó 30.000 euros a la isla canaria de La Palma, con la que se siente profundamente vinculado. ■
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