Creció en una casa en la que el arte se erigía por encima de cualquier otro ámbito de la vida. Años antes de su nacimiento, en 1942, su abuelo, el Dr. Alfredo Machado Hernández, fundó la Asociación Venezolana de Amigos del Arte Colonial y, sucesivamente, el Museo de Arte Colonial de Caracas. El Dr. Machado dedicó sus días a preservar el rico legado artístico del periodo hispánico en Venezuela y esta pasión, gracias a la que se han salvado las grandes obras maestras de aquel período colonial, pronto fue transmitida a su familia.
Mercedes Machado.
Su nieta, la hoy reconocida diseñadora de moda Mercedes Machado, cuenta cómo los primeros recuerdos que tiene de la infancia están íntimamente relacionados con el trabajo de su abuelo. “Observaba siempre a mi madre, que trabajaba con la plata, la cerámica, la escultura, el bordado y el esmalte. Mis padres coleccionaban obras de arte y nuestra casa de Caracas era habitualmente visitada por pintores y artistas. Estuve constantemente expuesta a ese mundo, que es reflejo de lo que hago hoy en día. Los fines de semana, cuando íbamos a la playa, me llevaba una maquinita de coser y no paraba de hacer vestidos para las muñecas”. Y así, de sus cuatro hermanos, fue la única que se dio cuenta de que, para ser feliz, tendría que dedicarse al mundo del que provenían los suyos, en concreto, al diseño de moda.
Siendo aún una adolescente, con apenas 20 años, se aventuró a viajar a Europa, en concreto, a Inglaterra y a Francia, para completar sus estudios de diseño con idiomas y literatura. En Londres encontró una de sus más importantes fuentes de su inspiración. “Me identifico totalmente con los ingleses, con sus combinaciones, sus colores dramáticos, la calidad de sus tejidos… ¡Me fascinó!. Su moda tiene gran peso y ha influenciado mi trabajo actual”. Durante la década de los 70-80, Mercedes Machado se casó y tuvo sus cuatro hijos (Manuel, Carlos, Ricardo y Paulina), una época en la que continuó viajando continuamente y pasando largas temporadas en las capitales de la moda europeas, incluyendo Milán, donde aprendió de la visualidad de las creaciones italianas.
1. Mercedes Machado.
2. La diseñadora con su hija Paulina, modelo de la colección.
De vuelta en Venezuela, Mercedes Machado tuvo la oportunidad de trabajar en el vestuario de la Ópera Nacional de Caracas. “Tenía que teñir las telas para las obras de época, algo que me encantaba. Posteriormente, dejé el cine y el teatro y me dediqué a fabricar mis propias creaciones”. Mercedes pasó los días de ahí en adelante cosiendo tapices con terciopelos y telas antiguas que coleccionaba, aquéllas que tanto adoraba su madre. “Teñía cualquier tela con los colores que más me provocaban… ¡todo estaba teñido en mi casa!”.
Madrid fue otro de los puntos clave para su paulatina formación como diseñadora. Durante uno de sus viajes a la capital española, Mercedes Machado llevó consigo una maleta repleta de estos tapices, que crearon un verdadero revuelo al otro lado del océano. ¡Vendió todo! Corría entonces el año 2002, que coincide con la gran huelga general de Venezuela, el paro petrolero. “Como pasaba todo el día en casa, recogí las telas antiguas de lino y terciopelo que me quedaban y comencé a cortarlas, a coserlas y a confeccionar carteras. Los vecinos que venían a casa quedaban fascinados y me las compraban”. Inconscientemente, apunta Mercedes, «fui formando mi propio gusto y creando ideas que muy poco después verían la luz… ¡y el éxito!». Con la experiencia adquirida en Europa y con el arte en sus venas, Mercedes inicia un negocio de diseño bajo el nombre de Jacaranda Handcrafted Bags el mismo año. La revista italiana Vogue o el catálogo Vivre, entre otros, se apresuraron a publicar en sus páginas sus primeras confecciones.
Mercedes Machado con su socia de Ismachseven, Isabella Delfino.
Isabella Delfino, “una fotógrafa venezolana con un ojo maravilloso y una incansable viajera”, dice Mercedes, es su socia actual y, de alguna forma, su “alma gemela” en los negocios, como explica entre risas : “Es difícil encontrar a una persona con el mismo sentido estético que tú. Pero cuando Isabella y yo entramos, por ejemplo, en una tienda en Nueva York, vamos cada una por un lado y salimos con las mismas cosas”. La compenetración profesional de ambas mujeres fue la semilla de Ismachseven (IM7), su nueva firma, cuya primera tienda abren en Key Biscayne (Miami) para acercar a las clientas el sello indiscutible de las carteras que Mercedes comenzó a coser años atrás en su casa de Venezuela.
Ismachseven: Proceso creativo, producción y estilo
La inspiración de las creadoras de Ismachseven aflora en los viajes, una pasión que las dos comparten. “El año pasado fuimos a Santa Fe, New México. Los colores del cielo, de la tierra y de las telas de allá han influido en nuestra colección actual”. Las carteras son llamativas, con colores y texturas arriesgadas. Por ello, las clientas de Ismachseven tienen en común que ya están “cansadas de las cosas normales y buscan algo distinto, “risky”…. En este sentido, Ismachseven funciona muy bien con el mercado de Nueva York.
Desde su página web se encuentran artículos para la noche fabricados de uno en uno con los mejores rasos: bolsos para ponerse en cualquier ocasión, o una cartera con un formato parecido al archiconocido «Birkin» de Hermés, con colores intensos, tejidos comprados en Guatemala, Francia o Estados Unidos, cueros de Italia o cierres de Suiza. El resultado es siempre único.
El cocodrilo, cuya producción se hace en Colombia, es sin duda una de las pieles que marcan el sello inconfundible de IM7. Mercedes Machado, apasionada del proceso en el que se transforma para convertirse en una elegante cartera, cuenta cómo su creación más vendida, Manuela Crocodile, fue pintada a mano de camuflaje. Para su satisfacción, éste fue elegido en el 2012 por Trends Update como el “clutch” del año en Estados Unidos, clasificándolo también como “la mejor compra” junto a uno de Alexander Mc Queen y otro de Prada. “Ha sido una cartera fabricada en todo tipo de materiales, desde gamuzas hasta cuero. Es cómoda y funciona para todas las horas del día. Me encanta que a una misma creación se le pueda dar tantos significados”.
Colección Santa Fé.
Así, el mayor orgullo profesional de Mercedes Machado no es otro que Ismachseven sea reconocido a ojos de clientas potenciales pero que aún no han visitado la tienda personalmente. “Mi hija me llamó hace poco desde Nueva York para decirme que la paran constantemente por la calle para preguntarle dónde compró su cartera. A mí me ocurrió lo mismo en el aeropuerto de San Francisco”.
Mercedes ha sido siempre muy inquieta y reconoce que se aburre pronto de las cosas. “Excepto con estas carteras. Parece mentira, pero todas las mujeres necesitamos una. Y qué mejor que inventarlas, cambiarlas y, cuando te aburres, crear una nueva”. Entre viaje y viaje y con la agenda del 2013 a punto de pasar del escrito a la acción, esta bella venezolana sabe que el brillante futuro que le espera está en sus manos, de donde podremos ver siempre colgada una colorida y estilosa cartera, con la misma personalidad arrolladora que la caracteriza a ella. ■