La famosa firma francesa Louis Roederer presenta una edición limitada de 200 botellas de su champagne Cristal en el formato Jeroboams (3 litros), que sale a la venta simultáneamente en todo el mundo por un precio estimado de 25.000 dólares cada una. Tan sólo 5 de ellas podrán adquirirse en Estados Unidos, 8 en España, 2 en México y el resto se reparten entre Francia, Inglaterra, Alemania, Italia, Mónaco y Canadá, entre otros países.
El diseño de esta impresionante botella Cristal es obra del diseñador de productos de lujo Philippe Di Méo, nacido en Marsella en 1963 y fundador del estudio Reso Design Band. Di Méo es un artista para quien lo más importante de diseñar es dar rienda suelta a la imaginación para arrancar un vocabulario único, arriesgado, a cada una de sus creaciones.
“La esencia creativa de un proyecto debe ser divertida en su lenguaje y totalmente seductora, un híbrido en el universo del nuevo lujo, una historia entretejida con lo más sublime”, dice el diseñador francés.
En 24 años de trayectoria, Di Méo ha creado piezas de colección para las firmas Baccarat, Christofle, Raynaud, Softel, Coca Cola, Guerlain, Jean-Paul Gaultier, Paco Rabanne y recientemente para Sephora.
Sustentado por la tradición francesa de la joyería, el impactante envoltorio de Cristal Orfèvre 2002 está perfilado completamente a mano por dos maestros orfebres artesanos que trabajaron el entramado de oro de cada botella durante cuatro días, uniendo cada eslabón con sumo cuidado hasta formar una malla protectora que se enlaza al medallón central.
“Al imaginar este millesime sólo veía la luz de un vino protegido en una botella de cristal transparente, imponente por su tamaño. El diseño no proyecta ninguna sombra sobre la botella, sino más bien crea reflejos provenientes de la luz. De esta idea nació una malla precisa y preciosa como una joya a flor de piel”, explica Di Méo.
Llevar a cabo su proyecto, afirma, es una auténtica proeza técnica y un trabajo único y exhaustivo, ya que cada botella requiere más de siete metros de cinta de latón bañado en polvo de oro de 24 quilates, además de 158 puntos de soldadura de plata.
Esta auténtica botella, que por sí sola es una joya, envuelve un esplendoroso champagne de la añada 2002, considerada como una de las mejores cosechas de la firma en décadas. Su calidad excepcional, con sabores concentrados, fina burbuja y maravillosa textura afrutada se debe a un largo período de maduración, ya que permanece un mínimo de 10 años descansando en las cavas.
El champagne Cristal es elaborado solamente en los años en que el estado de madurez de la uva chardonnay y de la pinot noir es óptimo. En este caso, 2002 fue un año excepcional, con temperaturas cálidas y uniformes que favorecieron, en el momento de su recogida, el perfecto estado de los viñedos que la casa francesa Louis Roederer mantiene en la montaña de Reims, en el valle del Marne y en la côte des Blancs.
La historia de este singular champagne es muy interesante. Después de heredar en 1833 la Maison de Champagne adquirida por su tío, Louis Roederer decidió concentrar sus esfuerzos en diversos países, entre ellos Rusia.
En muy poco tiempo, el mismísimo zar Alejandro II de Rusia se percató de la excelente calidad del champagne servido en sus banquetes y elaborado por Roederer, así que decidió que todos los años viajara hasta Reims el Jefe de Bodega de la Corte para supervisar el proceso de elaboración de su cuveé personal.
Se sabe que, en 1876, el zar Alejandro II, célebre por su esnobismo y amor por el lujo, le hizo saber a su sumiller que las botellas de champagne envueltas en servilletas blancas que se servían en su mesa no se diferenciaban de cualquier otra. Desde ese momento, exigió que el superlativo elixir dorado resultante de su cuveé personal fuera envasado en botellas de cristal transparente con fondo plano para que se pudieran distinguir de todas las demás. De esta curiosa forma nació hace siglos el champagne Cristal de Louis Roederer, y con el mismo diseño y la misma calidad continúa impertérrito para nuestro gozo en la actualidad. ■