En el corazón del Valle de Uco, cuna del Malbec en Argentina, crece uno de los jóvenes proyectos que ha revolucionado el mundo vitivinícola: The Vines of Mendoza. Entre vistas que quitan el aliento, se despliegan más de 600 hectáreas de viñedos y 22 villas al pie de las montañas de la cordillera de los Andes. Madera, piedra y unos inmensos ventanales por donde ingresa el mágico entorno engalanan la rústica elegancia de cada cabaña. Sin embargo, lo realmente extraordinario es la posibilidad de convertirse en creadores de vino de alta calidad con sello propio.
Los amantes del vino pueden ser dueños de, al menos, 1,5 hectáreas —es el mínimo necesario, con un valor que ronda los 250.000 dólares— de viñedos en The Vine of Mendoza, así como definir el tipo de vino que prefieren, el diseño de la etiqueta y el nombre que llevará cada botella. También tienen el privilegio de meter sus manos en la tierra, palpar cada vid y seleccionar la variedad de uva entre las plantaciones de Malbec, la indiscutida estrella; Petit Verdot, Pinot Gris o Grigio, pudiendo de este modo hacer un propio corte.
La pasión por el vino se convierte en este lugar en un estilo de vida. Junto a la belleza natural de la región, un grupo de expertos —entre los que se cuenta el reconocido consultor y enólogo Santiago Achával— realiza un seguimiento personalizado, asesora y acompaña a cada nuevo propietario, que puede producir desde una barrica hasta un tanque de 10.000 litros.
El orgullo de crear un vino propio, ya sea involucrándose activamente en el proceso o dejando todos los detalles en manos de profesionales, es una experiencia única e incomparable.
El novedoso proyecto es obra de Michael Evans, ex asesor de la campaña presidencial de John Kerry en Estados Unidos, y Pablo Giménez Riili, experimentado bodeguero argentino, quienes aunaron su pasión por las montañas y el vino, y decidieron emprender la aventura hace nueve años. Con una inversión de 60 millones de dólares, primero plantaron los viñedos, luego construyeron la bodega, y recientemente estrenaron las 22 villas que ya forman parte del consorcio hotelero The Leading Hotels of de World. Otros hoteles mágicos en Argentina: lujosas estancias en el campo.
También está la opción de sólo acudir a este lugar como turista. En este caso, las opciones son: hospedarse en el resort The Vines of Mendoza, explorar la generosidad de esta región, degustar vinos de alta gama, cabalgar durante las puestas de sol o practicar yoga al aire libre.
Con la inspiración de los viñedos, las montañas y un lago artificial, el tiempo libre se desliza al pie de la piscina infinita y se pierde en el horizonte. En el silencio de las alturas, el exclusivo spa invita al descanso y la relajación. La idea es que los visitantes disfruten de todas las actividades al aire libre: cabalgatas, palestra, yoga, clases de cocina y enología.
En sintonía con la distinción del entorno, el lugar cuenta con el restaurante Siete fuegos, del prestigioso chef Francis Mallmann. La carta es un recorrido por elementos sencillos y clásicos que son el sello distintivo de este cocinero emblemático de la Patagonia argentina. El nombre de este local no fue elegido al azar, ya que identifica las siete técnicas que utilizan: horno de barro, parrilla, plancha, caldero, curanto, asador y rescoldo. Todas ellas son procesos ancestrales de la comida regional argentina y provienen de distintas tradiciones, como la gauchesca y la de los aborígenes de la zona.
La carta está formada por platos permanentes que fusionan la comida de Mendoza con la impronta del chef Mallmann, como el bife de chorizo (bistec de lomo vacuno) de cocción lenta —9 horas en la parrilla—, y otros platos que varían según la estación para utilizar frutas, hierbas y granos locales en su mejor momento. En temporada de membrillos, peras o uvas, las consiguen en sus campos, y en otras épocas del año usan fresas, bananas o mandarinas. El resultado es un postre de frutas horneadas a 400°F (204º C) acompañadas de helados caseros y un praliné recién hecho que se deshace en la boca.
Ambientación elegante y rústica, un servicio de excelencia y un entorno imponente, completan la experiencia de llevar una copa de vino con estilo, y dejarla invadir el paladar.
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