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No es un mercado más de esos que están de moda en Madrid. Hay dos cosas que lo hacen especial: su histórica tradición gastronómica y su ubicación, en el corazón de Chueca, uno de los barrios más vibrantes y carismáticos de la capital española. De hecho, el gran escritor Benito Pérez Galdós ya lo citaba en su famosa novela Fortunata y Jacinta, escrita en 1887. Hablamos del Mercado de San Antón.
Este espacio gastronómico fue reinaugurado en el año 2011, después de que en el 2007 se decidiera derribar el antiguo edificio y se optara por la construcción de uno completamente nuevo. Se trata de un modelo de mercado basado en la calidad de los productos, donde comparten protagonismo los puestos de venta de carne, fruta o pescado con los bares y restaurantes.
La estructura arquitectónica del nuevo Mercado de San Antón es un elemento fundamental para transmitir un concepto de modernidad y calidad. Las grandes escaleras de sus entradas principales y la opacidad de sus fachadas convierten este edificio en una auténtica caja de sorpresas. Además, es un ejemplo de sostenibilidad, pues el suelo es de basalto fundido, proveniente de los desperdicios de las fundiciones, y el lucernario central está cubierto por placas solares. También dispone de un sistema especial de recogida de basura.
El nuevo edificio está estructurado al modo de las antiguas corralas madrileñas o casas de vecindad, convirtiendo a los puestos de la primera planta —con sus viandas, panes, verduras, carnes y pescados— en el escenario principal. En esta zona de mercado tradicional, el visitante podrá encontrar once puestos, entre ellos: la Charcutería de Octavio, donde resaltan los jamones ibéricos de bellota con curación de hasta 60 meses; la panadería Viena La Baguette, o la oleoteca Murúa, con sus aceites de oliva de gran calidad. En esta primera planta también se encuentra la gastrotaberna La Trastienda Tapas, famosa por sus sabrosas croquetas y, por supuesto, por sus tapas bien elaboradas y en su punto.
La segunda planta del Mercado de San Antón está compuesta por diez puestos de show cooking y take-away. Es un espacio perfecto para elegir entre una amplia y variada oferta, desde sushi, mariscos y foie, hasta deliciosas tartas y repostería. Por si esto fuera poco, también dispone una sala de exposiciones y eventos de 170 metros cuadrados (1,830 pies cuadrados).
La cocina de San Antón es el restaurante que ocupa la última planta del edificio. Cuenta con una terraza con bar y espectaculares vistas al barrio de Chueca y al cielo de Madrid, es el lugar perfecto para disfrutar de los cócteles que se ofrecen en su barra exterior. En el interior está el comedor, con una ambientación diferente, cuidada al detalle. La carta ofrece una cocina de mercado con productos frescos y naturales propios de temporada e inspirados en la cocina tradicional española, aunque con algunos toques internacionales. Son imperdibles su salmorejo cordobés como entrante, y su pescado ―recién comprado en la primera planta del mercado― como plato principal.
Este espectacular espacio gastronómico está abierto al público de 10 de la mañana a 12 de la noche, de lunes a domingo. Si visita Madrid, el Mercado de San Antón es una experiencia que no se debe perder. ■