En el marco del Space Symposium, celebrado en abril 2017 en Colorado, Estados Unidos, Jeff Bezos presentó una maqueta tamaño real de la cápsula New Shepard, que transportará a sus primeros viajeros espaciales privados. La New Shepard aún no ha volado, pero sirvió para demostrar el compromiso de Blue Origin de ofrecer vuelos espaciales comerciales en 2018. El plan propone que dos viajeros alcancen el espacio y disfruten la experiencia durante 11 minutos, antes de emprender el regreso. El proyecto tendría un costo total estimado de USD 2.500 millones.
Por su parte, Richard Branson, el fundador de Virgin Galactic, también ha fijado finales de 2018 como inicio de sus operaciones espaciales. Su prototipo de avión espacial VSS Unity ya realiza pruebas exitosas. El plan de Branson consiste en transportar la cápsula con seis viajeros en un potente avión hasta los 50,000 pies (15 km.). La VSS Unity acelerará superando en más de tres veces la velocidad del sonido. Los viajeros espaciales alcanzarán el espacio y podrán experimentar las delicias de la ingravidez durante seis minutos. Su lista de espera incluye celebridades como Stephen Hawking, Leonardo DiCaprio, Justin Bieber y Katy Perry entre otros, quienes pagarán hasta US $250.000 por su lugar en el espacio.
El tercer competidor privado es Elon Musk, que con su prototipo Falcon Heavy para SpaceX planea colocar en órbita espacial cargas de hasta 64 toneladas. El proyecto de Musk desdeña el mercado suborbital para adentrarse en el espacio profundo. Entre sus objetivos está el de transformarse en el transportador privado de carga y pasaje a la luna, al planeta Marte y a Plutón.
La lista de espera incluye celebridades como Stephen Hawking, Leonardo DiCaprio, Justin Bieber y Katy Perry entre otros, quienes pagarán hasta US $250.000 por su lugar en el espacio.
La silente batalla por el espacio
China ha lanzado desde 1970 más de 100 satélites de monitoreo terrestre, comunicaciones, navegación y exploración espacial. Ha puesto en órbita naves tripuladas, construye una estación espacial y, en diciembre de 2013, posó suavemente en la superficie lunar al pequeño vehículo Yutu (Conejo de Jade). Planea misiones lunares para fines de 2017 y 2018. En 2020 intentará posar un vehículo en la superficie de Marte.
La European Space Agency (ESA), que sufriera la pérdida de su explorador Schiaparelli en Marte, continúa con su plan de satélites científicos, incluyendo un nuevo intento de arribar a Marte. Por su parte, la NASA tiene previsto una misión tripulada a la Luna en 2020, al tiempo que avanza en su plan de arribo tripulado a Marte. Rusia suma esfuerzos con China en la exploración espacial. Ambos países estarían estudiando la posibilidad de desarrollar una base conjunta en la Luna, y enviar allí una misión tripulada en 2029, avanzando en exploraciones marcianas conjuntas.
El secreto de la “Nostromo”
La Space Foundation, en su The Space Report 2017: The Authoritative Guide to Global Space Activity, ofreció una pista sobre las motivaciones de esta sorprendente puja entre gobiernos y actores privados por la conquista espacial. Señaló el informe que en 2016, la economía espacial global totalizó US$329,000 millones en todo el mundo. Cifra astronómica, de la cual US$323,000 millones corresponden al crecimiento de la actividad espacial comercial o privada. En resumen, las actividades espaciales comerciales representaron el 76 por ciento de la economía espacial mundial.
Tal nivel de inversiones y competencia podría estar detrás de la obtención de nuevas fuentes de energía. La exploración de la luna, con la extracción de un extraño isótopo de helio (Helio-3), que no llega al planeta, según dijo a The Times el científico Ouyang Ziyuan, del Programa de Exploración Lunar de China, podría «resolver la demanda de energía durante 10.000 años». Cabe recordar que la nave “Nostromo”, de la película “Alien”, era un carguero espacial que transportaba minerales desde planetas lejanos hacia la Tierra. Recuerdos del futuro, quizás.
Se entendería, entonces, el urgente desarrollo de estaciones y bases espaciales, “cargueras” de gran porte y el repentino nuevo interés por el satélite terrestre. Según se conoció a través del South China Morning Post, las leyes anti espionaje de Estados Unidos requieren a Virgin Galactic prohibir a los ciudadanos chinos participar o incluso viajar en sus naves debido a que los motores de Virgin Galactic se consideran de tecnología de grado militar. ■