Ubicado muy cerca del rio East, en la intersección de la Avenida Wythe con la North 11th Street, ofrece excelentes vistas panorámicas de la espléndida Manhattan y de los numerosos murales que decoran las paredes de los antiguos edificios industriales de la zona.
De hecho, uno de sus atractivos principales es Ides, su bar en la azotea (los famosos rooftop bars han sido una de las tendencias más afianzadas de los últimos veranos), al ofrecer DJ´s en vivo, espléndidas vistas y deliciosas bebidas de autor en un ambiente que exuda tendencias de moda.
El afamado restaurateur Andrew Tarlow fue quien identificó en esta antigua propiedad industrial de US $32 millones la posibilidad de desarrollar un hotel boutique que ofreciese servicios cuidados al detalle a partir del estilo indie/hípster de la zona, y ¡vaya que lo ha logrado! Al llegar a la esquina, el gigantesco cartel iluminado de 50 pies de alto realizado por el artista Tom Fruin y donde se lee la palabra “Hotel”, ha pasado a ser uno de los símbolos identificativos del vecindario.
La entrada es pequeña y simple, con enormes ventanales incrustados en las altas paredes de ladrillo visto y con sillones que componen la decoración minimalista de la planta baja. Ésta relega todo el protagonismo a una espléndida biblioteca retro de exquisita decoración y al restaurante principal del establecimiento, el Reynard.
En el confortable salón de aspecto clásico de éste se sirven platos contemporáneos de autor realizados a partir de ingredientes cuidadosamente seleccionados (muchos de ellos orgánicos), en un ambiente relajado y cotidiano de día, convirtiéndose cada noche en uno de los puntos más solicitados de la ciudad y frecuentado por artistas y miembros de la farándula.
Los pasillos que conducen a las habitaciones son amplios y reflejan la identidad fabril del edificio, con pisos de concreto pulido y techos que dejan ver las vigas de madera. Las habitaciones, por su parte, ofrecen diseños modernos y eclécticos realizados a partir de materiales como maderas rústicas, mármoles pulidos y el siempre presente ladrillo visto, recuperados de la antigua fábrica. En contraste con el marcado estilo industrial, los cuartos ofrecen detalles de sutil elegancia como toallas de algodones turcos, productos orgánicos de perfumería o un sistema de sonido inteligente que permite conectar cualquier dispositivo inalámbrico del huésped y personalizar el ambiente.
El Wythe Hotel es una alternativa moderna que ha sabido capturar desde un comienzo la esencia de Brooklyn, ofreciendo servicios que, más que de ostentación, hablan de personalidad y estilo. ■