Este hotel, construido por Alfredo Arocena e inaugurado en 1921, vivió épocas de esplendor hasta mediados del Siglo XX. Sus inmensos salones fueron testigos de recepciones diplomáticas, fiestas veraniegas y bailes de carnaval. Su terraza era el mirador perfecto para disfrutar de los caballos que corrían en la playa. También recibió a huéspedes ilustres, desde presidentes de gobierno latinoamericanos, hasta personalidades como Albert Einstein y Federico García Lorca.
Siguiendo el diseño de los arquitectos franceses Jaques Dunant y Gastón Mallet, las obras de construcción del hotel comenzaron en 1913. En la actualidad, este suntuoso 5 estrellas ilumina las costas de Montevideo y provoca la admiración de sus visitantes.
El legendario hotel retorna a su antiguo esplendor gracias a la idea y al minucioso trabajo de un grupo de expertos que ha interpretado su historia y respetado su entorno. Después de una ardua investigación, se iniciaron las obras de restauración a cargo de la arquitecta Agustina Esperón, con 30 años de trayectoria en la recuperación de edificios históricos como el Teatro Colón de Buenos Aires, en Argentina. El equipo de profesionales trabajó durante 400 días para lograr capturar la esencia original del edificio, especialmente de su imponente fachada y de la planta principal.
El Sofitel Montevideo cuenta con 93 habitaciones y 23 suites, algunas con un tamaño de hasta 160 metros cuadrados. Todas han sido renovadas y decoradas con elegancia y estilo. Por encima de todas ellas, destaca la suite Imperial, de 400 metros cuadrados, con dormitorio, salón de estar, comedor, dos vestidores y terraza de 200 metros cuadrados. Es la suite más espectacular de Uruguay.
La decoración interior del hotel es en su mayor parte moderna, pero se han conseguido contrastes memorables con los tesoros clásicos que escondía el edificio. Los restauradores encontraron estuco, pinturas al temple y láminas de oro fino de 18 y 22 quilates gracias al fino trabajo con bisturíes, cepillos y espátulas. Este descubrimiento redefinió la decoración de los interiores. Las vidrieras originales de colores, por ejemplo, coronan los espacios más impactantes de la planta principal, como el Tea Gallery y el Bar Thays. Y en los jardines, destacan las esculturas de mármol blanco —El Acecho, La Espina y La Vendimia— que hace 100 años viajaron desde Europa.
La fusión de la cocina francesa con productos locales da forma al menú del Restaurante 1921, cuyo nombre es un perenne recordatorio del año de inauguración del hotel. Su chef, el francés William Porte, mantiene la esencia de los sabores originales en platos típicos de la cocina francesa y uruguaya. Federico de Moura es el encargado de aconsejar a los clientes en cuanto a vinos y bebidas se refiere. Premiado como mejor sommelier de Uruguay, selecciona y armoniza los aromas de etiquetas selectas con las creaciones del chef Porte.
A todas las propuestas de entretenimiento convencionales se suma el casino. Destaca por sus alfombras de diseño exclusivo y espacios amplios para las mesas de paño dorado y rojo que invitan a la diversión.
Un aire de armonía y tranquilidad se respira cuando se abren las puertas del So Spa. Además de los tratamientos habituales, el lugar ofrece una gama exclusiva con productos naturales, como la yerba mate, el vino Tannat o la amatista. El sauna y el hammam o baño turco se complementan con un tratamiento a base de jabón negro exfoliante. ■