Audacia y diseño son las marcas distintivas del Faena Hotel. Con este establecimiento, el urbanizador y empresario hotelero argentino Alan Faena consiguió convertir un páramo casi desierto junto al Río de la Plata en el epicentro del estilo de vida más lujoso de Buenos Aires.
Iluminado por el talento del famoso arquitecto francés Philippe Starck, el edificio El Porteño —un silo enorme construido en 1902— se transformó en una constelación de habitaciones de una extravagancia exquisita. Con la idea de que cada experiencia urbana debe despertar una conciencia nueva, estimular los sentidos y generar una calidad de vida superior, cada detalle del hotel refleja esa búsqueda: por ejemplo, en sus suites pueden encontrarse sofás cisne foliados con oro de 18 quilates, cristal de Baccarat, cortinas de terciopelo rojo, sábanas de algodón egipcio y pisos de lapacho.
Con el mismo concepto, en el hotel no existen conserjes tradicionales, ya que el huésped será atendido por un experience manager, o asistente personal, que estará a su disposición en todo momento y lo asesorará en la experiencia única de conocer la ciudad y sus secretos.
Originalidad y vanguardia dan vida a las áreas de la planta baja y el primer piso que conforman el Universe, un espacio compartido por los residentes permanentes de El Porteño y los huéspedes del hotel. En él abre sus puertas El Mercado, un restaurante inspirado en los viejos mercados europeos, de ambiente libre e informal, con árboles y una feria artesanal. Su propuesta busca recatar la comida tradicional argentina a base de productos locales y acerca los métodos clásicos del campo, como el mítico horno de barro o el típico asado a cielo abierto. La excelencia ha convertido el lugar en una suerte de leyenda gastronómica de Buenos Aires (otros interesantes sitios donde comer en la ciudad: las mejores parrilas).
Cada espacio del Faena Hotel adquiere una dimensión especial. En lugar de un bar tradicional, existe un sitio llamado The Library Lounge, enmarcado por sofás, hogar a leña y una biblioteca descomunal. La atmósfera vibrante y singular que evoca el glamour de la década de 1920 ha convertido este lugar en el escenario sofisticado de la vida social y nocturna, punto de encuentro obligado de la vanguardia porteña y cosmopolita.
El arte y la cultura en todas sus expresiones también están presentes en los distintos ámbitos del hotel. Cada ambiente tiene un sonido distinto en un despliegue de la música más selecta de todo el mundo. En los dos teatros del hotel se presenta una cuidada selección de espectáculos de tango, obras teatrales, música de cámara o rock.
Y no podía faltar el clásico Bistró, un restaurante que transporta a los visitantes al siglo XIX, gracias a su esmerado estilo inspirado en la Belle Époque, con los rojos y dorados destacándose en un blanco impactante.
En ningún otro lugar de Buenos Aires se vive la experiencia del lujo como en el Faena Hotel, donde los salones, el arte, la gastronomía y el diseño dotan de un nuevo significado a la vanguardia y la sofisticación. ■