El actor Richard Gere ha captado la atención del mundo de la hostelería. Junto a su esposa, Carey Lowell, ha restaurado un edificio de piedra del siglo XVIII con granero para convertirlo en el Bedford Post Inn, un elegante hotel de lujo con ocho habitaciones y dos afamados restaurantes en el condado de Westschester, Nueva York.
El condado de Westchester es famoso por su estilo de vida campestre y relajado… y por sus ilustres vecinos. A sólo cuarenta y cinco minutos de la ciudad de Nueva York, sus grandes fincas y bosques, se han convertido en un imán para personajes tan notables como Bill y Hillary Clinton, Donald Trump y cuatro generaciones de la familia Rockefeller. Las 150 hectáreas de terreno de la finca de Martha Stewart colindan con la imponente casa solariega de Ralph Lauren, una construcción de piedra que se erige como testimonio del estilo icónico del diseñador.
Antes de que se decidieran a comprar, la pareja solía cabalgar por los alrededores del edificio en ruinas, pese a su deterioro, había algo en él que les cautivaba. Cuando la casa salió a la venta, ambos sintieron la responsabilidad de darle vida. “Fue una sensación tan triste ver este pedazo de historia destinada al fracaso”, explica Gere, “así que pensé, ¿Cuál sería un lugar perfecto para abrir un buen hotel, algo informal y con un restaurante al que se pudiera llegar montando a caballo?».
El día de hoy, mucho después de la transformación, Bedford Post Inn tiene el honor de figurar en el Relais & Châteaux en la lista de los 518 propiedades en todo el mundo que simbolizan la excelencia en hostelería y restauración. Diseñado por Cary Lowell y por el diseñador Tiffany Vassilakis para conjugar comodidad y encanto, todas las habitaciones se visten con ropa de cama y toallas Frette y productos botánicos de baño, formulados exclusivamente para ellos por la marca cosmética griega Sponge. La mayoría de las habitaciones cuentan con chimenea, bañera antigua con patas de hierro, hechas a mano e importados de Portugal, y una terraza que se abre a los impresionantes paisajes boscosos.
Gere, activista por la paz y budista practicante, también ha puesto su grano de arena para que la estancia en la posada suponga una renovación de mente, cuerpo y espíritu. Cada huésped recibe un pase de cortesía a su famoso Loft de Yoga que ofrece una variedad de clases, incluyendo Vinyasa, Hatha, Anusara, y Kundalini. También ofrece clases de meditación y talleres de enriquecimiento que van desde la medicina alternativa a la Cábala. “Hay muchas personas en esta área que han trabajado con enorme éxito y resultados excepcionales. Mi esperanza es que la gente venga aquí, intercambie impresiones y se cree un grupo de alto nivel con el propósito de conseguir un impacto positivo en el planeta”, afirma Gere. Él y sus socios han creado lo que muchos consideran un verdadero espacio sagrado en el que oradores invitados y hasta monjes tibetanos se han unido para recaudar fondos para diversas organizaciones sin ánimo de lucro.
Bedford Post cuenta además con dos restaurantes. El Granero (The Barn), en el que predomina un ambiente informal y sirve deliciosos platos que van directos de la granja a la mesa; verduras, pescados, mariscos e incluso la hamburguesa local típica. Para una cena más formal, La Granja (The Farmhouse) ofrece opciones a la carta, así como un menú de degustación del chef. Una carta de vinos de primera calidad junto con el arte culinario del chef Jeremy McMillan, han hecho que las reservaciones sean un requisito imprescindible para aquellos que quieren deleitarse con los suculentos manjares del restaurante.
Para los huéspedes que deseen salir de los límites de Bedford, nada mejor que montar a caballo en la pista de equitación o practicar el senderismo en la reserva natural Ward Pound Ridge. También puede tomar el tren y disfrutar de un corto trayecto hasta la pintoresca ciudad de New Canaan o lanzarse a la caza de antigüedades en Hudson.
Ya sea para pasar un fin de semana o unas vacaciones más largas, Bedford Post Inn hará que el tiempo trascurra con una suave cadencia y conseguirá relajarle. Richard Gere lo explica con claridad meridiana: “La idea es dejar el mundo atrás”. ■
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