Se dice que fue en la isla mediterránea de Capri, en «La roca de la sirena» (Il Scoglio delle Sirene, como reza su nombre original en italiano), donde unas criaturas fabulosas trataron de seducir con su canto a Ulises, según cuenta Homero, en el poema épico La Odisea. Pero al contrario que éste, muchos viajeros se han dejado seducir a lo largo del tiempo por el encanto de esta tierra. En la segunda mitad del siglo XIX, la isla cautivaba a viajeros y poetas románticos como el alemán Rainer Maria Rilke. En el siglo XX, era ya un gran número de artistas el que visitaba o residía en Capri. Muchos de ellos, como el poeta Pablo Neruda o el músico Debussy, encontraron la inspiración para crear algunas de sus obras en esta hermosa isla. Ya en la década de los cincuenta del pasado siglo, Capri se convirtió en un destino popular para la jet set. La diseñadora de moda Sonja de Lennar, asidua de la isla, lanzó en 1945 una colección en la que presentó los pantalones Capri, que la actriz Audrey Hepburn puso de moda en la película Sabrina, dirigida por Billy Wilder, y que hicieron furor entre las mujeres más elegantes y atrevidas de la época.
Perteneciente al selecto club Small Luxury Hotels of the World, el Hotel Punta Tragara de Capri es una villa de estilo mediterráneo, diseñada por Le Corbusier en los años veinte del siglo pasado. A modo de mirador, emplazado en lo alto de uno de los acantilados al este de la isla, las suites tienen grandes terrazas privadas con esplendidas vistas panorámicas, y muchas de las habitaciones dan al mar. Las vistas que se contemplan desde los jardines del hotel del pintoresco Il Faraglioni, conjunto de rocas altísimas que sobresalen en medio de la bahía Marina Piccola, es uno de sus atractivos.
Durante los tiempos convulsos de la segunda guerra mundial, el hotel sirvió de alojamiento al alto mando del ejército norteamericano. Allí se hospedaron, por ejemplo, Winston Churchill y el General Eisenhower. Sin embargo, el histórico puesto militar es hoy día un rincón apacible que invita al huésped a disfrutar de su decoración ecléctica, resultado de la combinación de piezas arqueológicas, esculturas, antigüedades y obras de arte contemporáneo.
Dando un corto paseo desde el hotel, se llega caminando a la famosa Piazzeta Umberto, en el corazón de la ciudad de Capri, punto de encuentro de los habitantes y turistas que llenan sus animadas terrazas. La capital de la isla es un laberinto de calles estrechas y casas encaladas con balcones llenos de flores, cortado por una vía comercial donde se concentran las boutiques de firmas tan lujosas como Gucci o Louis Vuitton. En su coqueto puerto, Marina Piccola, los pequeños barcos pesqueros perfilan la orilla. Para comodidad de sus huéspedes, el hotel organiza visitas a los monumentos más señalados: Villa Jovis, Villa San Michele, la Cartuja de San Giacomo y la bonita y tranquila ciudad de Anacapri, que albergó en el pasado una pequeña colonia de destacados artistas europeos, entre ellos los escritores Graham Greene y Marguerite Yourcenar. También se ofrecen paseos en barco alrededor de la isla o a sus numerosas calas y grutas, de las que la Grotta Azzurra es la más famosa.
De vuelta al hotel, después de una excursión o un día de playa, el Unica Spa, con su piscina climatizada, sus tratamientos de talasoterapia y sus diferentes tipos de masajes, ayudará al viajero a relajarse y prepararse para la noche. La terraza del bar La Pergola, entre palmeras y cipreses, es el sitio ideal para tomar un cocktail al atardecer, y así abrir los sentidos para saborear la refinada cocina mediterránea del restaurante Monzú, donde su Chef atiende especialmente la oferta del pescado fresco del día. ■