El Red Sea Project se proyecta levantar en la idílica costa oeste de Arabia Saudita donde se extienden 125 millas de paradisiacas playas y 50 islas bordeadas de arrecifes que hasta ahora habían estado ocultas al resto del mundo. Ante esta exuberante belleza natural, el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita (mejor conocido como PIF por sus siglas en inglés, Public Investment Fund) se propone transformar este litoral del Mar Rojo en un destino turístico semiautónomo, exento de visados y totalmente equipado con hoteles y residencias de lujo.
En vista de su menguante fortuna petrolera, el país árabe, que tradicionalmente ha centrado sus ingresos turísticos en las visitas de los peregrinos musulmanes a los santuarios sagrados en La Meca y Medina, busca ampliar su alcance para atraer viajeros de todo el mundo a este complejo turístico, único en su estilo.
El Red Sea Project, ubicado entre las ciudades de Amluj y Al-Jawh, ocupará un espacio más grande que Bélgica y ofrecerá a sus visitantes un clima templado durante todo el año, con temperaturas de verano que rondan los 88 ° Fahrenheit.
Con el objetivo de facilitar el acceso a los viajeros, Arabia Saudita está considerando eliminar el requisito de visado de turista para estos resorts, o en caso de que esta documentación siga siendo necesaria, los trámites serán realizados en línea, aunque se mantendrían las restricciones de acceso al resto del país.
Este desarrollo turístico de lujo está concebido para ser «gobernado por leyes alineadas con los estándares internacionales», lo cual abre la posibilidad de eliminar la prohibición de consumo de alcohol. A su vez, se podría permitir el uso de bikinis, una importante excepción a las estrictas normas de conducta y vestimenta que actualmente exigen que las mujeres se cubran de pies a cabeza.
Además de las paradisiacas playas, la lista de atracciones turísticas incluye volcanes inactivos y una reserva natural que alberga una exótica fauna con animales como halcones y leopardos. Los visitantes también tendrán la oportunidad de ver las antiguas ruinas de Mada’in Saleh, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Como si todo esto fuera poco, el Mar Rojo es famoso por tener algunos de los arrecifes de coral más prístinos del mundo, lo que lo convierte en una de las locaciones predilectas de los amantes del buceo. Muy pronto, gracias este desarrollo, los turistas tendrán también acceso a deportes extremos que van desde el senderismo hasta el paracaidismo y la escalada.
La primera fase del proyecto se iniciará en 2019 con la construcción de hoteles de lujo y espléndidas unidades residenciales, en combinación con un nuevo aeropuerto y un hub de transporte marítimo. Se estima que todas estas obras estén terminadas en el 2022. Para el 2035 se espera alcanzar una cifra anual de un millón de visitantes, dato que será monitoreado y controlado para poder preservar el delicado ecosistema de la región.
Se espera que los centros turísticos del Red Sea Project empleen a la larga cerca de 35.000 trabajadores y aporten US $4.000 millones a las arcas del Reino de Arabia Saudita. En definitiva, esta iniciativa parece ser un intento del príncipe heredero Mohammed bin Salman, presidente del PIF, de modernizar su país y buscar un equilibrio entre los dogmas culturales y religiosos. ■
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