Situada en la región alemana de Schleswig Holstein, junto al mar Báltico, Lübeck siempre ha sido una próspera localidad gracias a una importante infraestructura portuaria que, durante la Edad Media y en siglos posteriores, le proporcionó una gran seguridad económica. De hecho, la ciudad, que fue fundada en el siglo XII, se constituyó como capital de la Liga Hanseática, que entre los siglos XIV y XVI dominaba el comercio a través del norte de Europa. La Liga Hanseática, también llamada Hansa, fue una organización fundada por las ciudades del norte de Alemania y las comunidades mercantiles alemanas en el extranjero para proteger sus intereses comerciales mutuos. La liga dominó la actividad comercial en el norte de Europa desde el siglo XIII hasta el siglo XV.
[more-links]Hoy en día, Lübeck, conocida como la «primera ciudad en la costa occidental del Mar Báltico” es una urbe moderna, con muchísimos alicientes para el viajero que desee disfrutar de una población jalonada de historia, canales y múltiples sorpresas. Su centro histórico, protegido por la Unesco, posee más de mil casas antiguas, de valor artístico considerable, que están bajo protección y aún conservan el esplendor que una vez tuvo Lübeck cuando fue considerada como la reina del Báltico.
Un paseo por los monumentos de Lübeck le llevará a siglos pasados. Lo más deseable es comenzar inspeccionando el campanario de la iglesia Petrikirche, desde donde se observan bellas vistas de la ciudad, para posteriormente pasear por las calles en las que se encuentran los antiguos edificios de estilo Backsteingotik, con su particular arquitectura gótica de ladrillo rojo. A unos pasos, los amantes de la literatura se encontrarán con la Buddenbrook-Haus, un museo ubicado en un edificio rococó de 1758, dedicado al escritor Thomas Mann, nacido en Lübeck y Premio Nobel de Literatura en 1929.
Las iglesias del casco antiguo, construidas en la Edad Media y perfectamente conservadas, merecen una visita. Con una torre de 120 metros de altura, la iglesia dedicada a Santa María (Marienkirche), de estilo románico y gótico, es el emblemático edificio que se destaca en el horizonte de Lübeck. Otras importantes e imperdibles iglesias son: el convento del siglo XIV de Santa Catalina (Katharinenkirche), la iglesia de Santiago (Jakobikirche) y la pequeña iglesia de San Egidio (Aegidienkirche). Pero la verdadera imagen icónica de esta ciudad jalonada de canales es la Puerta de Holstentor, antigua entrada a la urbe, de estilo gótico y símbolo de la riqueza comercial de Lübeck. Es, con mucho, el monumento más fotografiado.
Lübeck, conocida como la «primera ciudad en la costa occidental del Mar Báltico” es una urbe moderna, con muchísimos alicientes para el viajero.
Los amantes de los dulces deben saber que Lübeck es la capital del mazapán, una exquisitez elaborada con almendras, azúcar y huevo. Les recomiendo que acudan a degustarlos a la cafetería Niederegger (enfrente del ayuntamiento), porque además en su interior se encierra un pequeño museo que cuenta la historia de este antiquísimo dulce.
Mi última recomendación es también gastronómica: hay muchos lugares y muy buenos donde comer en Lübeck, pero sobresale especialmente el restaurante Die Zimberei, en Königstraße 5-7. En su encantador y elegante comedor hay que pedir el Buddenbrook Menü, creado para homenajear y dar a conocer algunos de los platos que aparecen citados en la extraordinaria novela Los Buddenbrook de Thomas Mann. ■