Hay muchas razones para visitar Liverpool, una de las ciudades más interesantes de Gran Bretaña. Recorrer el puerto y sus museos (uno de ellos, un centro de arte de la Tate Gallery), descubrir el barrio chino más antiguo de Europa o pasear por Hope Street, la única calle del mundo con dos catedrales, son algunas válidas justificaciones. Pero, por encima de todas las razones, tal vez prima el hecho de que la ciudad es el lugar perfecto para los amantes de la música pop y de los Beatles.
En Liverpool nacieron y crecieron Paul McCartney, John Lennon, George Harrison y Ringo Starr, y fue allí donde debutaron, en los pubs locales, antes de convertirse en leyenda. Los paisajes de la ciudad y sus personajes callejeros inspiraron canciones como Penny Lane o Eleanor Rigby, la mujer solitaria que vagaba por las calles y cuya tumba está en la iglesia de St. Peter, donde se conocieron Paul y John el 6 de julio de 1967.
Lennon cantaba entonces en el coro de la iglesia y tenía una banda, The Quarrymen, que aquella tarde tocaba en el patio. Los instrumentos del grupo hoy forman parte de The Beatles Story, una especie de museo en Liverpool que documenta a fondo la historia de la banda.
Durante todo el año, mitómanos y amantes de la música visitan esta ciudad industrial a orillas del río Mersey y realizan el tour The Beatles, que incluye paradas en las casas natales de los cuatro músicos, en el parque con verja roja que inspiraría Strawberry Fields Forever y, sobre todo, en Penny Lane, la calle del barrio en que jugaron de niños y donde siguen abiertos la barbería y otros establecimientos de los que habla la canción. La forma más popular de hacer la ruta es en un autobús especial, el Magical Mistery Tour, que también se puede alquilar para excursiones exclusivas.
Una jornada que finaliza en la calle Mathew Street, donde está The Cavern, el templo de los fans de los Beatles. El club en el que debutaron los “cuatro fabulosos” en 1961 ha atraído posteriormente a otros grupos como The Hollies, The Rolling Stones o The Who. Hoy sigue acogiendo actuaciones en directo y una sesión diaria de versiones de los grandes clásicos del pop y el rock.
Cada noche, amantes de la música de diferentes generaciones se reúnen en este pequeño local, que mantiene intacta la estética de la década de 1960 y del cual hay réplicas en otros muchos lugares del mundo, como Argentina o Canadá.
Todo en Mathew Street exhala pop y mitomanía. Los más afortunados pueden completar su viaje alojándose en el Hard Days Night, que toma su nombre del título de la famosa canción del grupo británico. Se trata de un hotel boutique con suites temáticas y zonas llenas de guiños para los seguidores de la banda que más discos ha vendido en la historia de la música. ■