Lieja goza de un ambiente bucólicamente medieval.
Lieja es una pequeña e histórica ciudad de Bélgica situada a orillas del río Mosa, en la parte francófona del país, muy cerca de la frontera con Alemania y Holanda. Con tan sólo 192.000 habitantes, es una urbe con el tamaño justo para ser visitada en pocos días. La ciudad goza de un ambiente bucólicamente medieval, pero también divertido y jovial gracias a su antigua Universidad de Lieja, donde se forman estudiantes llegados de todos los confines de la Unión Europea. Además, posee un importante patrimonio arquitectónico, con 391 edificios protegidos y museos y rincones de gran belleza.
Y fue precisamente en esta pequeña ciudad donde nació Carlomagno, el gran emperador de Occidente, y también es cuna del prolífico escritor Georges Simenón, creador del personaje de novelas policiacas “comisario Maigret”.
Arriba: Musee De La Vie Wallonne
Abajo: Estación de trenes Lieja-Guillemins por Santiago Calatrava
Gótica, barroca y moderna
Un paseo de fin de semana por Lieja debería comenzar por el Palacio de los Príncipes-Obispos, hoy Palacio de Justicia. Aunque las dos guerras mundiales destruyeron sus fuentes y jardines, este edificio sigue sorprendiendo por la belleza sin igual de su fachada barroca y por su gran patio rodeado de enormes columnas, cada una de ellas con su propia decoración. Y como no podía ser de otra forma, el epicentro y lugar de concurrencia de los habitantes de Lieja es la Plaza Saint-Lambert. Aquí existió una vez una de las catedrales góticas más bellas de Europa, que luego fue destruida durante la época de la Revolución Francesa.
A pocos pasos de la plaza puede visitarse el Archéoforum, un espacio arqueológico de más de tres kilómetros de extensión que muestra los cimientos de la antigua catedral, el paso de los romanos por Lieja y los restos de antiguas ocupaciones prehistóricas. Muy cerca de allí, la catedral de Saint-Paul brilla con sus naves góticas del siglo XIII, su precioso claustro y su tesoro rescatado de la destrucción de la catedral de Saint-Lambert. Pero si hay un edifico religioso que sobresale sobre el resto es la coqueta Colegiata de Saint-Barthélemy, una clara muestra del imponente arte mosano románico, construida entre fines del siglo XI y fines del siglo XII. Colindante a esta iglesia se encuentra la estación de trenes Lieja-Guillemins, símbolo de la actual modernidad de la ciudad y obra del famoso arquitecto español Santiago Calatrava. Una parada obligatoria es el museo de artes decorativas y arqueología Grand Curtius y, por supuesto, es imperativo hacer un emotivo inciso en el Cementerio Americano, situado en Neuville-en-Condroz, a pocos kilómetros de Lieja, que acoge a más 5.000 soldados estadounidenses que dejaron sus vidas durante la terrible Batalla de las Ardenas (Segunda Guerra Mundial).
La ciudad de Lieja tiene el tamaño perfecto para conocerla en unos pocos días
Al final del día
Para observar la vida nocturna y conocer la gastronomía local hay que dirigirse hacia Le Carré, la zona de bares, cafeterías y restaurantes junto a la Rue du Pot d’Or. Prueben en algunos de sus establecimientos el peket, un tipo de ginebra que viene en varios sabores frutales, como frambuesa, mango o frutas del bosque. O deléitense con un gofre con mermelada de arándanos, con el chocolate Galler -considerado como uno de los mejores chocolates belgas- o con una cerveza trapense acompañada de las famosas boulets de Liège (albóndigas servidas con patatas fritas).
Fotos: www.belgica-turismo.es ■