En cualquier rincón del mundo pueden encontrarse bares o cafeterías muy especiales (como las de París o Viena) donde descansar tranquilamente y tomarse un refrigerio, pero estos dos artísticos y espectaculares lugares son mucho más que simples espacios donde disfrutar de una copa.
Joben Bistro en Cluj-Napoca, Rumanía, y el Museum HR Giger Bar en Gruyerès, Suiza, son sitios impresionantes que difícilmente nadie podrá olvidar.
Joben Bistro
Cluj-Napoca, Rumanía
Al noroeste de Rumanía se encuentra la preciosa villa medieval de Cluj-Napoca, capital histórica de Transilvania, región que inevitablemente trae recuerdos a los amantes de las historias de terror pues aquí nació el archiconocido conde Drácula, personaje histórico conocido en la zona con el sobrenombre de Vlad el Empalador, debido a su constante empeño por atravesar con una estaca los cuerpos de sus enemigos. Quienes visiten el centro histórico de esta ciudad no se encontrarán precisamente con el más famoso de los vampiros, sino con Joben Bistro, un pub-cafetería que parece sacado de la mente del escritor británico H.G. Wells o de cualquier capítulo de una novela de Julio Verne. Dividido en tres habitaciones, consta de una serie de instalaciones teatrales e interesantes elementos de diseño, algunos del siglo XIX.
Joben Bistro es curiosamente un espacio acogedor a la vez que industrial, con una gran cantidad de tubos de cobre, engranajes mecánicos expuestos, muebles de madera peculiares y una iluminación tenue y fantasmagórica. Su estilo seudovictoriano crea un mundo de fantasía y ciencia ficción que también parece extraído de una película dirigida por Tim Burton.
Museum HR Giger Bar
Château St. Germain, Gruyères, Suiza
Gruyères es una ciudad histórica que pertenece al cantón de Friburgo. Allí se encuentra el Château St. Germain, un castillo construido entre los siglos XI y XIII que alberga en su interior uno de los bares más sorprendentes que puedan imaginarse: el Museum HR Giger Bar, diseñado por el sorprendente artista surrealista suizo Hans Rudolf Giger, conocido mundialmente por haber creado el monstruo de la película Alien: el octavo pasajero (1979) dirigida por Ridley Scott, largometraje por el cual ganó un Oscar. El interior del bar recrea un ambiente cavernoso y de otro mundo. Cuenta con una estructura que simula un esqueleto cubierto por arcos dobles de vértebras que atraviesan el techo abovedado del antiguo castillo. Dicen que estar en este bar recuerda al relato bíblico de Jonás y la ballena, ya que los visitantes tendrán la sensación de encontrarse en el vientre de una criatura prehistórica fosilizada. Las sillas están coronadas por pelvis y huesos en sus partes posteriores, y las baldosas del suelo están grabadas con extraños jeroglíficos. La estructura del museo-bar es laberíntica y cuenta con dos paredes de un metro de espesor que muestran muchas de las obras creadas por Giger a lo largo de una carrera artística, que duró más de 40 años. Eso sí, si piden algo, que sea una bebida reconfortante, ya que el lugar, aún siendo sorprendente, no invita precisamente a la paz y al sosiego. ■