Con más de once siglos de existencia, el Camino de Santiago es una de las rutas culturales más importantes del mundo. En la época medieval fue la mayor vía comercial y de intercambio de ideas de Europa, que convergía en Compostela, la ciudad gallega en la que, según la leyenda, se encontraron los restos del Apóstol Santiago. Hoy en día, el trayecto une a peregrinos motivados por su fe cristiana con otros que buscan un reto deportivo, un descanso espiritual o la oportunidad de disfrutar de los paisajes y la arquitectura que se fue configurando en los pueblos y ciudades españolas que atraviesa.
A pie, a caballo o en bicicleta, este año más de 100.000 personas han hecho ya la «ruta jacobea», como también se conoce el Camino de Santiago. Según datos de la Oficina del Peregrino, casi el 70 por ciento de los que hacen la ruta elige el Camino Francés, de 775 kilómetros y 31 etapas, que parte de la localidad de Saint Jean Pied de Port (en los Pirineos franceses) y finaliza en Santiago, atravesando ciudades como Navarra, Logroño, Burgos o León. En esta travesía, se pueden visitar las montañas de Roncesvalles, el conjunto monumental de Santo Domingo de la Calzada o el Palacio Episcopal de Gaudí en Astorga, además de las catedrales e iglesias que las diferentes órdenes religiosas fueron levantando durante su peregrinaje.
Pero hay otras rutas igualmente interesantes para lograr «la compostela» o el «certificado del peregrino», es decir, los documentos que acreditan que se ha alcanzado la meta y se ha cruzado la Plaza del Obradoiro, donde se asienta la monumental Catedral de Santiago. Entre ellas destacan la Vía de la Plata, que comienza en Sevilla (en el sur de España) y recorre Extremadura, Salamanca y Zamora; y el Camino del Norte, que bordea el mar Cantábrico por el País Vasco, Cantabria y Asturias. Ésta es la más atractiva para muchos viajeros, ya que permite visitar la playa de la Concha de San Sebastián, la universidad y otras joyas de la arquitectura civil de la localidad de Comillas, en Cantabria, o los paisajes verdes y montañosos de Asturias.
Plaza del Obradoiro.
Dice la leyenda que en el Camino de Santiago todos somos iguales y uno se despoja de las cosas superficiales. Tal vez por eso muchos famosos se han animado a reflexionar o cumplir promesas recorriendo algún tramo de la ruta jacobea. Entre ellos, los actores Shirley McLaine o Martin Sheen, quien ha rodado una película sobre su experiencia titulada The Way (El Camino). También lo han hecho Jenna Bush, la hija del expresidente de Estados Unidos George W. Bush, o el científico Stephen Hawking, quien recorrió uno de los tramos en silla de ruedas, demostrando que no hay barreras contra la voluntad.
Una de las mejores opciones de albergue que ofrece el Camino de Santiago son los paradores nacionales, edificios históricos reconvertidos en hospedajes de lujo. Mantienen la esencia de su época pero adaptada a un peregrino exigente que quiere disfrutar plenamente del confort y la gastronomía de la zona. Algunos son muy valorados por su entorno, sus servicios o sus restaurantes, como el Parador de Vielha en Lérida, el de Cáceres en Extremadura o el de Baiona en Pontevedra.
Rutas de viñedos, trenes como el Transcantábrico o estancias más prolongadas en hoteles con encanto, permiten combinar el senderismo con momentos de placer. Todo ello sin renunciar al espíritu austero de una ruta que transmite conocimiento, paz y equilibrio interior. ■