Todos estos pueblos y culturas que han pasado por Brescia han dejado importantes vestigios históricos, como los monumentos romanos y medievales que se hallan en una zona arqueológica visible en el centro de la localidad conocida como el Foro Romano y el monasterio de Santa Giulia, que han hecho que Brescia fuera nombrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Brescia posee un centro histórico pequeño y acogedor, lleno de calles empedradas y lugares de gran belleza.
Una de sus plazas medievales más bellas es la Piazza Paolo VI, dedicada al insigne Papa nacido en la urbe. Allí se encuentran la vieja y la nueva catedral y el Palazzo Broletto con su Torre Cívica, el edificio civil más antiguo de Brescia, perteneciente al siglo XIII.
La Catedral Vieja, conocida como La Rotonda por su diseño circular, es de estilo románico italiano y es del siglo XI. La Catedral Nueva se construyó entre el siglo XV y el XIX, por lo que en su interior y exterior se entremezcla el gótico tardío, el barroco y el rococó.
En el lado sur de la plaza está el palacio del Crédito Agrario Bresciano, que data de principios del siglo XX y fue diseñado por el arquitecto Antonio Tagliaferri.
Frente a la Catedral Nueva se encuentra la Casa dei Camerlenghi, lugar donde se reunían los gerentes financieros y los cambistas durante la dominación veneciana. Por debajo de este edificio, en un pasaje medieval hoy conocido como Galleria Duomo, se conecta la plaza con las antiguas murallas de la ciudad.
Esta enorme plaza se disfruta al máximo en primavera y en verano, cuando se convierte en lugar de reunión gracias a sus cafés y terrazas. Desde aquí podemos ir cómodamente paseando a la plaza del Foro Romano y al Templo Capitolino, núcleo del esplendor del Imperio Romano en la Italia septentrional y que fue mandado construir por el emperador Vespasiano en el 73 d.C. También se encuentran aquí los restos del Teatro Romano y del Foro Ciudadano.
Otro espacio mágico de la ciudad es el complejo museístico formado por San Salvatore y Santa Giulia, que relata con ejemplaridad los más de 3.000 años de historia de Brescia en un trayecto que serpentea a través de las iglesias y claustros de los monasterios. Allí se encuentran la Cruz de Desiderio, de finales del siglo VIII, celosamente guardada en la sala superior de Santa María in Solario; la estatua de bronce de Afrodita-Victoria, del período helenístico, y el Coro de las Monjas del Monasterio de Santa Giulia, con sus espectaculares frescos del siglo XVI.
Además, directamente desde el museo se accede a una zona arqueológica de unos 1.000 metros cuadrados donde se encuentran los restos de dos casas romanas.
Brescia es una ciudad atractiva, colmada de encantos que indefectiblemente hay que visitar en un viaje al norte de Italia. ■