Bolonia es una ciudad italiana tan hermosa y tan enraizada con el Renacimiento, que no se entiende muy bien por qué no es tan visitada como otras urbes italianas de su mismo tamaño como Florencia, Verona o Nápoles.
Situada al norte de Italia, en la región de la Emilia-Romagna, a Bolonia se la conoce con tres nombres: la Roja, la Gorda y la Docta.
La Roja, porque sus tejados, campanarios y torres son de este color, y también porque es uno de los grandes bastiones del Partido Comunista Italiano.
El centro histórico de Bolonia es uno de los más grandes de Europa.
Arcos y pórticos abundan a lo largo y ancho de la ciudad.
La Gorda, porque su cocina y sus productos son de lo mejor que puede encontrarse en Italia: pasta a la boloñesa, notables vinos y licores de la Emilia-Romagna, estupendos quesos y la famosa mortadela que, si no es de aquí, créanme que jamás la han probado.
Se le llama la Docta porque su Universidad de Bolonia es la más antigua de Occidente, ya que fue fundada en 1088, y sus estatutos fueron firmados en 1317. Se cuenta entre las principales universidades del mundo, y a su semejanza se crearon las de Oxford, Salamanca y Cambridge.
El Renacimiento italiano dejó una profunda huella en Bolonia.
Fuente de Neptuno.
Los personajes más notorios del pensamiento humanístico universal, de las artes y de las ciencias han dejado en Bolonia su huella indeleble: Thomas Becket, Francesco Petrarca, el papa Alejandro VI, Erasmo de Róterdam, Nicolás Copérnico, Enzo Ferrari o Giorgio Armani, entre otros.
En la actualidad, miles de jóvenes italianos y del resto del mundo estudian en su distinguida universidad. Y sus doctorados son codiciados hasta el punto de que quienes lo consiguen adornan sus cabezas con hojas de olivo y realizan un recorrido a pie por las principales iglesias de la ciudad para darle gracias a Dios, tal y como se viene haciendo desde la Edad Media.
El centro histórico de Bolonia es el segundo más grande de Europa después de Venecia, y tiene el tamaño ideal para poder recorrerlo sin utilizar medios de transporte.
Plaza de Santo Stefano.
Lo primero que llama la atención es que es una ciudad con más de 40 kilómetros de pórticos que cubren las calles de soportales para que sus habitantes se refugien de la lluvia y del frió. Les recomiendo que miren siempre hacia arriba cuando los recorran, pues muchos están decorados con bellos y antiguos motivos pictóricos.
El alma y epicentro de la metrópoli es la Plaza Maggiore, donde está el ayuntamiento -que guarda en su interior una gran colección de pinturas y esculturas renacentistas- y, justo a su lado, se encuentra la majestuosa Fuente de Neptuno.
En las calles adyacentes encontrarán todo tipo de tiendas gourmet. Desde aquí podrán acercarse hasta la universidad y dar un paseo por sus diferentes claustros para luego visitar el Archiginnasio, uno de los edificios más importantes de la ciudad y que fuera, por mucho tiempo, sede de la antigua universidad.
Mercado de frutas y flores
Pescadería al aire libre.
Pórticos y soportales de la ciudad. Bologna es la ciudad con más columnas en todo el mundo.
La Torre degli Asinelli y Torre Della Garisenda, con más de 90 metros de altura cada una, son los símbolos de la ciudad y se construyeron en la década de 1110.
Otros monumentos importantes son la Basílica de San Petronio, una de las mayores iglesias medievales de Italia; la Basílica de San Domenico, que encierra el sepulcro de Santo Domingo Guzmán; la plaza Santo Stefano, un conjunto de cuatro iglesias medievales que se conservan donde antes hubo siete, y la Casa Seracchioli, una de las más antiguas de Bolonia, ya que data del siglo XIII.
¿Cuántas razones más necesita para visitar esta maravillosa ciudad? ■