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Considerado unos de los de los trenes más lujosos del mundo, The Blue Train nació de una inspiración del político británico Cecil Rhodes, quien se propuso crear una línea ferroviaria que uniera El Cairo con Ciudad del Cabo. Sin embargo, el proyecto completo de la vía ferroviaria nunca se llegó a terminar, limitándose a tan sólo el tramo entre Pretoria y Ciudad del Cabo, recorrido suficiente para atraer a los que desean conocer la salvaje belleza del continente africano con ansias de aventura.Atendido por un personal que es pura amabilidad y eficiencia en todo momento, The Blue Train es muestra de que el más sofisticado confort también puede correr sobre rieles. Dotado de lujosas habitaciones y suites, cada una de ellas cuenta con una pantalla de alta definición donde se reproduce el paisaje que capta el maquinista, aunque desde las amplias ventanillas se puede disfrutar en vivo de las paradisíacas vistas.Y, aún más, aquellos que se han alojado en las suites dobles, que cuentan con amplias tinas, han tenido la oportunidad de entregarse a un relajante baño de espuma mientras que, copa en mano, se dejan seducir por el panorama indómito que corre a través de los cristales.
Los 17 vagones con aire acondicionado de The Blue Train no tienen nada que envidiarle a una instalación hotelera de alta categoría. El viaje admite sólo 74 pasajeros, que pagarán US$ 2.500 en temporada alta y unos US$ 1.800 cuando la demanda disminuye. El tren consta de 37 habitaciones en suite de tres clases -standard, luxury y de luxe-, todas decoradas exquisitamente con detalles y diseños en los que se advierte el marcado acento continental.
Para la cena en el restaurante, la etiqueta exige traje para los hombres y vestido para las mujeres. Los dos lounges para socializar, uno en el que se sirve té y el otro para conversar o disfrutar del cautivador paisaje, se caracterizan por tener los mismos lujos y comodidades. La oferta gastronómica le rinde culto a la cocina sudafricana, mientras que la carta de vinos es expresión de la enología de la región. En cada caso, los comensales son atendidos en mesas servidas con impecable gusto, con vajilla de porcelana, cubiertos de plata y copas de un cristal muy trabajado.
Y si en el transcurso del viaje surge de pronto la urgencia de regalar un presente memorable, The Blue Train cuenta también con una exclusiva boutique donde el pasajero encontrará variadas opciones para hacer un valioso obsequio.
El recorrido de 27 horas y 1.600 kilómetros va atravesando Sudáfrica en sentido diagonal; hace una parada en las minas de diamantes de Kimberley cuando va rumbo sur, y al encaminarse hacia el norte, otra parada en Matjiesfontein, una pequeña localidad hoy considerada monumento histórico. Durante el periplo, el tren mantiene una velocidad crucero de 55 millas por hora (89 km/h), permitiéndole al viajero deleitarse con los dos grandes atractivos del recorrido: el imponente entorno natural que lo rodea y el bienestar que ofrece el servicio en cada vagón.
Varios de los camareros han trabajado en el tren desde hace años y son ejemplos de profesionalismo. Sus turnos se rotan las 24 horas, los siete días de la semana, atentos en todo momento al que necesita de una bebida o un bocado, al que solicita planchar alguna prenda de ropa o al más insólito detalle que pueda reclamar un pasajero desde su suite.
¿Viajeros famosos que han hecho el recorrido? De momento les menciono siete nombres: Nelson Mandela, Naomi Campbell, Quincy Jones, Paul Simon, Mia Farrow, Margaret Thatcher y Kylie Minogue, aunque las lista se podría extender mucho más. Cada una de esas celebridades se entregó a la mística de esta excursión por un territorio tan diverso como fascinante, en el que por casi 30 horas el turista que lo emprende, ebrio de confort y de las maravillas admiradas en los singulares escenarios, queda atrapado en un limbo entre la realidad y la magia que se viven en el espléndido convoy. ■