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Huyendo de “la artificial civilización europea”, Paul Gauguin, uno de los pintores emblemáticos del postimpresionismo parisino, descubrió a Occidente un destino paradisíaco: las islas polinesias. Sus pinturas de idilios exóticos y bellezas polinesias, realizadas durante sus años de “autoexilio”, ayudaron a poner la atención del mundo en Tahití. Más de 100 años después, usted puede disfrutar la misma experiencia que el artista vivió entonces y descubrir la esencia de las exóticas islas a bordo del elegante crucero Paul Gauguin. Una aventura que bien vale la pena.
Diseñado especialmente para navegar los mares de Tahití, en la Polinesia francesa y al sureste de Asia, este crucero cinco estrellas plus ofrece un ambiente selecto que hará que usted se sienta que navega en la refinada atmósfera de un yate privado. Su premisa es la exclusividad, y una de sus tantas bondades es que tiene capacidad para sólo 332 pasajeros, los cuales recibirán una atención personalizada por parte de los “gauguines”, que es como se suele llamar a los más de 200 tahitianos que integran el equipo especializado y meticulosamente escogido para atender a los viajeros.
Los “gauguines” son tripulantes que se distinguen por su estilo jovial, cálido y respetuoso, y son la clave para crear un ambiente relajado para el visitante a bordo, pues siempre están dispuestos a cumplir el lema de la compañía: “La sonrisa está incluida en la tarifa”.
El navío ofrece un servicio de mayordomo con atención personalizada, quien estará dedicado a proporcionar el máximo confort al viajero. Este asistente de primera estará siempre atento a los detalles: desde el champán, los bellos arreglos florales y las canastas de frutas, hasta los pedidos especiales para cuando el viajero arribe al puerto. Además, se ofrece servicio de habitaciones las veinticuatro horas.
Después de excitantes jornadas en exóticas playas, puertos, bellas islas y atolones coralinos, el viajero regresa a bordo del Paul Gauguin, a sus amplias y cómodas cabinas y suites, todas elegantemente decoradas. Y como se espera del alojamiento en los mejores hoteles, no extrañará la menor de las condescendencias, incluido el minibar y el televisor con diversos canales de películas para su disfrute. Los baños son amplios y todos están equipados con ducha, bañera y las demás comodidades de un hospedaje de primera.
Contemplar el mar es uno de los espectáculos más relajantes que se pueda experimentar y para garantizar la experiencia, las suites del crucero Paul Gauguin permiten una vista panorámica al exterior, gracias a sus inmensos ventanales de vidrio. El 70 por ciento de ellas tiene su propio balcón, así que la brisa marina será otro de los placeres que podrá disfrutar desde un ambiente íntimo y privado.
Los amantes de la buena cocina tienen la calidad garantizada pues podrán degustar a bordo manjares exquisitos en cualquiera de sus tres restaurantes: La Veranda, Le Grill y L’Etoile. Todos cuentan con chefs de alto nivel que elaboran sus platos con sorprendentes decoraciones. Y si elige una cena romántica y privada, tendrá la opción de ordenar a su cabina lo que más le apetezca, sin costo adicional.
Aunque se encuentre en alta mar, las comunicaciones, una necesidad inherente a la era moderna, no serán un inconveniente. Desde la comodidad de su cabina o suite podrá hacer llamadas directas y acceder a Internet inalámbrico. Incluso la nave cuenta con computadoras en un café internet a bordo.
Coquetear con el mar puede ser arriesgado, pero divertido. El Paul Gauguin dispone de una plataforma retráctil situada en la popa del barco, con la finalidad de ofrecer a los pasajeros el disfrute de diversos deportes acuáticos. Bucear en las aguas cristalinas del Pacífico, surfear o dar un relajante paseo en kayak, son algunas de sus tantas opciones.
Exquisitez, elegancia relajada y exotismo, en un ambiente con un elevado estándar de calidad, es lo que promete este destino turístico. Su viaje a la Polinesia francesa, pero sobre todo, una visita al Tahití que tanto embrujó al pintor postimpresionista, será una experiencia única a bordo del crucero Paul Gauguin. ■