Para muchos de nosotros, los primeros años de adultez no son fáciles. Nos preguntamos por qué estamos aquí y cómo deberíamos presentarnos al mundo. Aún no tenemos un incendio adentro. Tenemos una pequeña llama que se agita al no saber cómo seremos en todo nuestro esplendor.

De lo que no nos damos cuenta en estos años difíciles es que, al igual que el fuego, el proceso de cambio será un tanto destructivo. Nuestros viejos y desgastados mecanismos de sobrevivencia deben transformarse en cenizas para abrir paso a las nuevas posibilidades que reposan en nuestras raíces y que han estado dormidas por mucho tiempo.

¿Cómo y cuándo ocurre esta transformación? ¿Cómo sabemos que dicha transformación marca el comienzo de nuestro nuevo ser interior? ¿Cómo nos movemos a través de las preocupaciones y el sufrimiento sabiendo que avanzamos hacia otra etapa sin el miedo de la destrucción total? Necesitamos fe, conocimiento de nuestra esencia interna y coraje. Sobre todo, debemos ser curiosos, debemos querer saber qué nos espera al otro lado de nuestra fantástica transformación estilo ave fénix y ser conscientes de que,una vez comenzamos, no podemos volver a nuestro estado anterior.

En mi caso personal, leí recientemente la cita: “amo la mujer que soy, luché duró para convertirme en ella” y me identifico completamente con ella. Las mejores y más desafiantes situaciones de mi vida han implicado la destrucción total de relaciones, ideales y concepciones de quién era yo. En esos momentos decisivos, todo sentido de seguridad que tenía se escapó con el viento y la versión antigua de quien era también. Una nueva vida había comenzado para mí y no había vuelta atrás.

Años después, tras más caos y desgracia, el proceso se repitió. En esa ocasión luché para mantener el status quo porque tenía mucho más que perder. ¿En quién me transformaría si abandonaba todo lo que era? ¿Qué pensaría mi familia y la sociedad entera? ¿Qué pasaría si fuera directamente a las cenizas sin saber qué me esperaba al otro lado? Había un 50 % de probabilidades de que emergiera como el ave fénix, encontrando una renovada vitalidad, pero existía también la posibilidad latente de terminar literalmente hecha pedazos.

¿Qué me mantuvo enfocada durante esos ciclos de muerte y renacimiento que viví? Pues la fe, la confianza y la convicción. La creencia que me levantaría de las cenizas más alineada que nunca con quién estaba destinada a ser, viviendo desde mi verdadero centro y sintiendo un propósito claro de vida. Debía ser así, o al menos era algo parecido, porque, como dije antes: una vez comenzamos la travesía hacia el verdadero yo, no hay vuelta atrás.

Debemos ser valientes y ser conscientes de que cada pequeña catástrofe contiene una llama controlada que generará a esos seres prósperos, sanos y llenos de vitalidad que estamos destinados a ser para así aportar nuestro grano de arena al universo y gozar de nuestras vidas con propósito, alegría y la absoluta certeza que alacanzaremos nuestro esplendor.

 

Consejos para recorrer la senda de la transformación

 

  1. Debes realmente conocer tu ser interior para poder comprender tus deseos e intenciones, tus aserciones y negaciones, y cualquier creencia limitante que tengas.
  2. Algunas formas para conocer tu esencia son: meditar, permanecer en quietud, llevar un diario de vida, atender los sentimientos que surjan en el camino, tener un buen consejero o coach, hacer actividad física y dejar siempre espacio para ti.
  3. Comprender que cada vez que tomas una decisión osada hacia lo que anhelas, puede suceder que las creencias del pasado se manifiesten y provoquen un daño interior o exterior justamente para que entiendas lo que viene y puedas resolverlo.
  4. Sé gentil contigo mismo y felicítate durante el proceso de cambio. Has guardado las viejas creencias en tu subconsciente durante muchos años, tomará tiempo integrar nuevos patrones e ideologías.
  5. No te des por vencido antes del gran cambio. Si sientes que no vas por el camino correcto, entonces modifica el rumbo. Sin embargo, si crees en lo que haces, pero aún no ves resultados, trata de reducir la ansiedad y la presión mientras sigues avanzando.
  6. Piensa que puedes lograrlo, pero con paciencia. Los grandes cambios toman tiempo y no querrás apurar el proceso y pasar del sartén a las brasas de forma prematura.
  7. Cree en ti mismo, tú puedes hacerlo.