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El trabajo filantrópico de Strive Masiyiwa, magnate de los medios y la tecnología nació en Zimbabue, es un ejemplo que otros líderes africanos están siguiendo con el objetivo de mejorar las condiciones de vida y educación de sus países de origen.
Cuando la epidemia del ébola golpeó al África Occidental cobrando cientos de vidas y devastando países enteros, el continente estuvo a punto de colapsar. Se necesitaron de manera urgente ayuda monetaria y mano de obra, pero tardaron en llegar, aún cuando la enfermedad se propagó como un incendio forestal. Cuando se llegó al límite de la desesperación, un hombre logró lanzar con éxito un llamado a la movilización, convocando a los principales consorcios empresariales de todo el continente bajo un mismo propósito. La idea fue mostrar liderazgo frente a la catástrofe al comprometer a todas las empresas participantes a que contribuyeran con US$ 1 millón cada una. Al cabo de media hora, se habían recaudado más de US$ 30 millones. Acto seguido, se lanzó la campaña “África contra el ébola”, que obtuvo el apoyo de numerosas celebridades – incluyendo a atletas de renombre, políticos, cantantes, bailarines y africanos en general —con la finalidad de recaudar fondos para la grave situación sanitaria. Esto se convirtió en la mayor campaña de financiación participativa (crowd funding) que se haya llevado a cabo en África y fue la primera iniciativa significativa de Masiyiwa en su continente.
Masiyiwa es el fundador y director ejecutivo de Econet —la compañía de telecomunicaciones más exitosa de Zimbabue, que cuenta con 25 millones de clientes en siete países y genera US$ 3.000 millones en ingresos anuales— y es el hombre más rico de Zimbabue.
Su consigna ha sido siempre la de brindar una oportunidad a las personas necesitadas, especialmente a través de la educación. Él mismo fue víctima de la guerra civil que estalló en la entonces Rodesia y que casi lo lleva a tomar las armas. Por eso, la oportunidad de ir a la escuela y de luchar utilizando el poder de las palabras, y no las armas, lo inspiró a dedicar sus esfuerzos filantrópicos a la educación. Su preocupación siempre han sido los niños huérfanos y los menos privilegiados que no tienen acceso a la educación, que son los que suelen terminar convirtiéndose en soldados.
Con su esposa, ha fundado un exitoso proyecto educativo denominado Capernaum Trust, que sufraga los gastos escolares de más de 40.000 niños desfavorecidos y huérfanos en Zimbabue, Burundi, Sudáfrica, Lesoto y Suazilandia. Adoptando un enfoque integral, el programa educa a los niños desde la escuela primaria hasta las instituciones superiores de enseñanza, cubriendo también los gastos de alimentación y los gastos médicos. Además, ha construido bibliotecas para que los estudiantes puedan acceder a materiales educativos.
Los beneficiarios del programa son bautizados como History Makers o “Forjadores de historia”, y 3.000 de ellos ya se han matriculado en varias universidades de Sudáfrica, Australia y Estados Unidos. Masiyiwa y su esposa usan principalmente sus ahorros personales para administrar el fideicomiso.
Masiyiwa es un defensor acérrimo y un luchador incansable por la causa de una “África naciente”, y también es miembro de la junta directiva de varias instituciones que están haciendo un esfuerzo extraordinario para la lograr un África mejor para todos. El magnate es también asesor clave de la “Alianza para una Revolución Verde en África” (AGRA, por sus siglas en inglés), una organización que trabaja con pequeños agricultores para tratar de erradicar el hambre en el continente.
Sus esfuerzos filantrópicos no han pasado desapercibidos en el mundo. En el 2012, la Universidad Morehouse de Estados Unidos le otorgó un grado honorífico en reconocimiento a su labor humanitaria en toda África, la cual, según dicha institución, ha tenido un gran impacto en el bienestar de la población africana.
Masiyiwa espera y sueña con tener pronto un continente africano en donde todos tengan la oportunidad de dedicarse a lo que les gusta. Con la ayuda de su fundación, el impacto ya comienza a sentirse, tanto dentro y fuera de “casa”. ■