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Una mirada a la vida del exitoso empresario y filántropo Miguel Benito Fernández, de origen cubano y residente de Estados Unidos, impresionaría a cualquiera. Mike, como lo apodan, es presidente de MBF Healthcare, una firma de inversión privada que compra empresas medianas con ingresos anuales de al menos cinco millones de dólares.
Su compañía invierte y fortalece esas empresas para luego venderlas con ganancias. Es una profesión que lo ha hecho multimillonario y que dista mucho de sus humildes y sacrificados comienzos. Sin embargo, esto es sólo una parte de su vida.
Hijo de Mario Antonio y Leiba Fernández, Mike nació el 24 de julio de 1952 en el puerto de Manzanillo, al este de Cuba. Su padre comenzó muy joven en el mundo de los negocios y a los 24 años ya era dueño de cuatro tiendas de sándwiches, una cafetería, un bar y un negocio de gramolas.
En la Navidad de 1964, cuando sólo tenía 12 años, sus padres, su hermana menor Pilar y él fueron obligados a abandonar su país tras la confiscación de los negocios de la familia por parte del gobierno comunista cubano. Los Fernández primero llegaron a Ciudad de México y luego continuaron hasta Nueva York.
De adolescente, Fernández realizó trabajos difíciles en la Gran Manzana para ayudar a sus padres a financiar su educación en la escuela jesuita para varones Xavier High School. Después estudió arquitectura por un tiempo en la Universidad de Nuevo México pero, sabiéndose un estudiante terrible, abandonó esa carrera y se alistó en el Ejército.
Su primer paso en el mundo de los negocios
Años después, en 1975 y ya con 23 años, Fernández dejó la vida militar y se mudó a Miami, retomando sus estudios en el Miami-Dade College por un corto período. Deseoso de trabajar, se convirtió en vendedor de seguros de puerta en puerta. Se sentía en su nicho, cumpliendo con las grandes metas mensuales en sólo semanas.
Impulsado por ese enfoque personal, trabajaba más horas que sus colegas. Su fórmula funcionó y pronto se convirtió en un exitoso vendedor en la Florida. Desde entonces, Fernández ha sido propietario de once empresas. No todas fueron exitosas y tuvo que empezar de nuevo varias veces. Sin embargo, los obstáculos nunca hicieron mella en su espíritu emprendedor.
El ratoncito y el queso
En sus oficinas de Coral Gables, Fernández conserva la simpática imagen de un ratoncito con un casco en la cabeza, suspirando por un pedazo de queso colocado en una ratonera, donde se lee: “Nunca te des por vencido”. De acuerdo con el exitoso empresario, este es su lema en la vida.
La imagen también ilustra la actitud positiva que lo distingue. Mike Fernández valora la honestidad y siempre es el primero en reconocer sus faltas. Confiesa que el haber prestado tanta atención a los negocios trajo como consecuencia el deterioro de sus dos primeros matrimonios y también problemas de salud. Ha sufrido dos ataques al corazón y se encuentra actualmente en remisión de un cáncer de próstata.
Sin embargo, el bien prevalece en la vida de Fernández. Este empresario cubano-estadounidense es un filántropo muy respetado que ha donado más de 100 millones de dólares a fundaciones caritativas en los últimos 20 años.
Su ayuda a los más necesitados
En el 2012, Fernández unió fuerzas con su amigo y superestrella del deporte Earving ‘Magic’ Johnson para llevar los planes de seguros médicos HMO a las comunidades urbanas más desfavorecidas, incluyendo un programa para combatir el VIH/Sida.
En 2013, su nieta Daniella fue sometida a una exitosa cirugía de corazón en el Miami Children’s Hospital. Durante su hospitalización, Fernández conoció la trágica historia de una madre sin recursos de otro niño internado, y sintió la necesidad de hacer algo para ayudarla.
Con la promesa de una donación por cada kilómetro que él recorriera en El Camino de Santiago ―la peregrinación espiritual de más de 800 kilómetros desde las montañas del Pirineo francés hasta Santiago de Compostela, en Galicia, España―, Fernández se calzó sus zapatos de montaña, y comenzó a caminar la ruta. Logró recaudar más de cinco millones de dólares para ayudar a ese niño y a otras familias de bajos recursos con niños necesitados de tratamiento médico.
“Hubiera sido terrible ser hijo de mi padre y no dar la talla. Por respeto a él y por todo lo que hizo por nosotros, yo quise darla y no me refiero a hacer un aporte económico, sino a hacer algo verdaderamente positivo por los demás”, afirma Fernández, sobre su deseo de ayudar a su comunidad.
Sus aprendizajes de vida, en un libro
Ante la insistencia de su esposa Constance, con quien está felizmente casado desde hace casi 20 años, Fernández publicó un libro titulado Humbled by the Journey: Life Lessons for My Family… And Yours (Ennoblecido por el trayecto: Lecciones de vida para mi familia… y la vuestra), que es una crónica de su vida con hermosas fotografías familiares, de sus amigos y de su peregrinación por el El Camino.
Con este libro, Fernández espera inspirar a otros a “cuidar de los que vengan después de nosotros”, una idea que lo ha acompañado durante toda su vida. Las ganancias de las ventas de su libro se destinarán a la Early Childhood Initiative Foundation (Fundación para la Iniciativa de la Primera Infancia), una organización sin fines de lucro enfocada en la educación infantil en el condado Miami-Dade.
Al preguntársele por su mayor logro, el exitoso hombre de negocios responde: “Mis hijos entienden lo importante que es dar, devolver lo mucho que has recibido en la vida. Ellos lo entienden. Los niños hacen lo que ven, no lo que se les dice que hagan”. Ese es para el su gran triunfo. Sus cinco hijos, Cristofer, Michael, Alex, Michelle y George son, junto con el resto de su familia, lo más importante para él. “La familia es donde todo comienza y donde todo termina”, concluye el filántropo. ■
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