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Con más de 30 años en la industria de vinos y licores y una increíble carrera liderando empresas en América del Sur y Francia, Maggie Henríquez es una mujer excepcional, admirada como líder empresarial. Vestida con un traje azul marino clásico, esta exitosa empresaria, nacida y educada en Venezuela y amante de las prendas de Fendi y Dior, habla sobre su vida como directora de una de las casas de champagne más emblemáticas del mundo, Krug Champagne, de cómo llegó a la cima y de su opciones y preocupaciones.
Tuve el placer de compartir una copa de Krug con Maggie durante una de sus visitas a Miami Cuando no está viajando por el mundo, la ejecutiva se encuentra en la sede de Krug, en Champagne, Francia, dirigiendo las operaciones internacionales de la empresa. Ella es la primera mujer hispana en ocupar una posición de tan alto prestigio en la industria. “Fue una mezcla de coincidencias”, explica. “Siempre disfruto lo que hago, cada minuto de mi vida. Nunca me quejo y no me gusta la gente que se queja, mi logro fue una suma de todas las oportunidades que asumí sin temor”.
La industria del vino no fue la primera elección profesional de Maggie Henríquez, aunque era parte de la tradición familiar. “Mi padre fue director del grupo Morris E. Curiel —Macosarto— en la división de cosméticos, que también distribuye vinos y licores. Empecé a trabajar con él, pero en el departamento de sistemas, porque soy ingeniera de sistemas. Hice un buen trabajo y, en 1982, siendo aún muy joven, me pidieron que me hiciera cargo de todos los sistemas de la empresa”, recuerda. “En 1986, me propuse entrar en el mundo de los vinos y licores, y lo logré”. Desde entonces, Henríquez ha permanecido en esta industria, salvo el tiempo que dedicó a estudiar en la Universidad de Harvard para obtener su título de Administración Avanzada. “En 1995 fui a Harvard para estudiar y actualizar mi carrera. Luego fui contratada por Nabisco Foods de México”, explica. “Fue una buena decisión en aquel momento, porque estaba sola con mis dos hijos, de 11 y 15 años, y ésta era una industria en la que los podía involucrar y hacer que participaran en los eventos. Imagínate, todo estaba relacionado con galletitas y alimentos para niños”. Más tarde, Henríquez recibió la oferta para dirigir la firma Moët Hennessy en Argentina. Su carrera en Nabisco, y la forma en que incrementó la facturación de la empresa en medio de una crisis, fueron factores determinantes para lograr la nueva posición.
Para Maggie, el mundo del vino y los licores está “lleno de historia y tradición, mezclado con modernidad e intercambio: es una industria difícil de abandonar”. Recuerda que desde una edad muy temprana ya brindaba con un sorbo de Moët Chandon la víspera de Año Nuevo, lo cual desarrollaría con el tiempo su curiosidad por este negocio. Pero, inmediatamente, aclara que su bebida favorita es el champagne Krug. “Podría beber una copa de Krug todos los días. Nunca me canso de disfrutarlo”, asegura Maggie.
Henríquez describe su llegada a París como su etapa de adaptación más difícil lejos de Venezuela, su país natal. “Pero no fue a causa de la ciudad, sino por los retos que asumí. No podía implementar de inmediato, como estaba acostumbrada, lo que me había propuesto hacer en Krug. Siempre trabajé con marcas de primera calidad y con marcas jóvenes, pero no con la industria del lujo. Krug está llena de historia y de lujo, y ése era el reto: comunicar ese mensaje”, explica la empresaria, quien añade: “En el mundo del gran lujo, la comunicación está completamente relacionada con la historia de la marca y con sus fundadores”.
Extremadamente elegante en su manera de hablar, moverse y expresarse, Maggie se identifica fácilmente con la escena parisina y va por la ciudad en su bicicleta, incluso a la estación del tren que la lleva a su trabajo en Champagne todos los días. Al hablar de su ciudad natal, Caracas, lo hace con un poco de nostalgia. “Yo quería salir de mi apartamento en posición horizontal”, dice refiriéndose al día de su muerte. “Pensé que nunca querría irme de Venezuela. Pero lo hice “en realidad para buscar el éxito profesional” explica. “Para las mujeres, y en particular hispanas como yo, lo que recomiendo es aprovechar las oportunidades. Tenemos todo lo que las empresas buscan hoy en un líder de negocios: habilidad para negociar, valores familiares y tradición, cosas que son innatas para el sexo femenino. Y ésa es una gran ventaja. Tenemos un gran equilibrio emocional, algo que las empresas necesitan hoy en día”, asegura.
Maggie afirma que la clave de su éxito es la libertad. “Tengo una relación libre con mi profesión. Tuve mis hijos y ellos crecieron conscientes del valor de mi trabajo. Ellos son mi fuente de satisfacción, tal como lo es mi profesión. Al mismo tiempo, también tengo una relación muy libre con ellos, porque no son la única fuente de satisfacción para mí. ¡Esa sensación de libertad es fabulosa!”.
A Maggie le gusta relajarse en un spa, beber un buen vino o saborear un buen champagne, por supuesto “Cada botella de Krug ahora tiene su propia identificación, se trata de un número de seis dígitos que aparece en la etiqueta posterior, desde donde se puede descargar la aplicación de la marca en las tiendas de Apple o Google, para conocer toda la historia de la botella y además disfrutar de una selección de la música que ha sido incluida para todos los tipos de champagne”, explica con entusiasmo. “De esa manera, la gente descubrirá su historia y recibirá consejos sobre cómo beber champagne —nunca en copas de boca estrecha, tipo flauta, ni demasiado frío—, la música apropiada para acompañarlo, sus clasificaciones y su maridaje con las comidas. Los amantes de Krug pueden crear sus historias y compartirlas con los demás”.
Haciendo gala de sus conocimientos acumulados tras casi tres décadas en la industria, Henríquez añade: “Hay varias maneras de saber si uno está bebiendo un buen champagne: cuando lo pruebas, fluye suavemente en la boca. Nunca es agresivo. Es como una línea curva: entra, se abre y llena la boca, y tiene un final que unifica.” Sin lugar a dudas, la estrategia de comunicación del champagne Krug es uno de los legados que Maggie Henríquez deja para la legendaria firma francesa de vinos y licores. ■