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El célebre tenor José Carreras (Barcelona 1946), que con 28 años debutó en La Scala de Milan, cuenta con una carrera profesional desbordante de grandes éxitos junto a directores como Von Karajan o Zubin Mehta, entre otros. También fue uno de los famosos “Tres tenores”, grupo que integró junto a sus amigos Plácido Domingo y Luciano Pavarotti.
En exclusiva, Carreras ha concedido a azureazure.com esta entrevista para hablarnos de su Fundación en contra de la Leucemia, enfermedad que le detectaron en París en julio de 1987, mientras grababa una versión cinematográfica de La Bohème de Puccini.
La leucemia, de la cual se recuperó, terminó cambiando su forma de entender la vida. Tan sólo un año después, en 1988, creó la Fundación Internacional Josep Carreras para contribuir a encontrar una curación de la leucemia. Josep Carreras está al frente de la Fundación y organiza muchos conciertos recaudatorios para esta entidad.
También suele visitar a pacientes de todo el mundo para darles ánimo y transmitirles esperanza. En la actualidad, la Fundación cuenta con sedes en España. Suiza, Alemania y Estados Unidos, y una amplia red de benefactores, colaboradores y voluntarios, sensibles a la llamada de un hombre preocupado por sus semejantes.
Usted enferma de leucemia en pleno apogeo de su carrera profesional y tan sólo un año después, comienza la andadura de la Fundación. Cuénteme como surge esta idea y por qué.
La idea de iniciar este proyecto surgió por puro agradecimiento a la sociedad. Cuando enfermé, se volcaron conmigo y quería devolver de algún modo todas estas muestras de afecto, tanto a la sociedad como a la comunidad científica. Junto con un gran equipo de científicos y empresarios, y con el apoyo de mi familia, en 1988 creé la Fundación Internacional Josep Carreras para contribuir a la lucha contra la leucemia.
¿Qué aprendió de su enfermedad?
De toda experiencia se pueden extraer cosas positivas. En mi caso, aprendí a ser consciente de mi fuerza interior, a valorar más las pequeñas alegrías del día a día, a ser más paciente… En general, cambió mi manera de ver la vida.
¿La esperanza nunca se pierde?
Durante todo el tratamiento pensé que si había una oportunidad entre un millón, debía luchar por ella, y jamás tiré la toalla. Creo que es muy importante intentar tener una actitud positiva hacia la enfermedad, y un entorno que favorezca esta actitud. En mi caso, estoy convencido de que esta mentalidad, junto a la entrega e incansable apoyo de mi familia, de mis amigos y de un excelente equipo médico, fueron las claves de mi recuperación.
¿Y piensa que es cierto que las situaciones límite nos cambian?
Desde luego, uno se vuelve un poco más reflexivo, más dialogante e intenta dar la importancia justa a las cosas.
¿Qué han supuesto para usted y su fundación estos últimos 32 años?
Desde hace 32 años, mi gran objetivo y mi gran ilusión ha sido, y es, la Fundación. Cuando veo los magníficos resultados obtenidos, y también que todavía hay muchísimas cosas por hacer, me animo a seguir adelante en esta lucha.
¿Cree usted que los personajes públicos con un cierto poder deben utilizar ese privilegio para hacer el bien?
Sin ninguna presunción, he de reconocer que es cierto que cuando uno tiene una profesión pública, quizá es más fácil compartir o dar a conocer ciertas causas solidarias y que éstas lleguen a más gente. Para mí es una gran satisfacción, pero también creo que es justo y necesario decir que, además de muchas personas populares o profesionalmente reconocidas, hay cientos de miles de voluntarios y colaboradores anónimos que se dejan cuerpo y alma para poner en marcha proyectos de gran relevancia.
¿Qué ha conseguido hasta ahora con su Fundación y que queda por lograr?
En los últimos 25 años se han conseguido grandes avances, tanto por parte de nuestra entidad como en el campo de la hematología en general, ya que los índices de curación han mejorado significativamente. En la Fundación estamos particularmente orgullosos de la creación del Registro de Donantes de Médula Ósea (REDMO). Desde su establecimiento en 1991, intentamos ofrecer una oportunidad para el 75% de las personas que requieren un trasplante de médula ósea o de sangre de cordón umbilical y no cuentan con un familiar compatible. De cara al futuro, nuestra apuesta está en la investigación científica. En el 2010, nuestra Fundación creó el Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, el primer centro europeo y uno de los únicos del mundo centrado exclusivamente en investigar sobre la leucemia y las demás neoplasias hematológicas. Éste es un gran reto, puesto que la ciencia es la piedra angular para el desarrollo de las técnicas que nos ayudarán a conseguir erradicar la enfermedad. Aun así, todavía perdemos a uno de cada cuatro niños y a la mitad de los pacientes adultos. Y también tenemos que hacer frente a obstáculos como, por ejemplo, la desinformación existente en cuanto a la donación de médula ósea.
¿Qué es lo que más le emociona con respecto a su fundación?
Son muchas las cosas que me han emocionado a lo largo de estos 25 años y que me siguen emocionando. No obstante, recuerdo con especial afecto cada una de las visitas que he tenido oportunidad de realizar a los pacientes que sufren leucemia y que se encuentran ingresados en el hospital. Sobre todo en el caso de los niños, puesto que la leucemia es el cáncer infantil más frecuente. Puedo decir, sin dudarlo, que me han dado y me dan grandes lecciones de vida.
¿Por qué cree usted que nos da tanto miedo decir en voz alta la palabra cáncer y siempre acabamos enmascarándola?
Desgraciadamente, el cáncer es una enfermedad que cada vez afecta a más familias. Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), más de 220.000 personas serán diagnosticadas de cáncer en España en el año 2015. Sin embargo, el número de supervivientes de cáncer también va creciendo y las asociaciones de lucha contra el cáncer se esfuerzan en hacer campañas para desmitificar la enfermedad y mostrar el lado positivo de ella. Particularmente desde nuestra Fundación, a través de la página web y las redes sociales, explicamos continuamente casos de superación que dan mucho ánimo a las personas que acaban de recibir un diagnóstico, y conciencian e informan a aquellos que no han vivido de cerca el cáncer sobre lo que es éste, y lo importante que es invertir en investigación científica. Recientemente, hemos celebrado la Semana contra la Leucemia (21-28 de junio) mediante una campaña llamada ‘Valora la vida’, en la que 210 pacientes y ex-pacientes de leucemia y demás hemopatías malignas han salido a la calle a concienciar a la sociedad sobre este tipo de enfermedades y pedirles que valoren la vida. Campañas como ésta, hacen que la palabra cáncer se enmascare cada vez menos. Esto ayuda a los pacientes, quienes cada vez se sienten menos “diferentes” por sufrir o haber sufrido un cáncer. También ayuda a la ciencia, ya que cuanto más habla la sociedad sobre el cáncer, más posibilidades hay de que se inviertan más recursos en investigación científica.
¿Cuándo podrá curarse la leucemia?
No puedo contestarle a eso con certeza y creo que, hoy por hoy, los científicos que trabajan para conseguir la curación de la enfermedad tampoco se lo pueden decir. Es difícil que la leucemia sea 100% curable ya que hay muchos subtipos de la enfermedad. Lo que sí es cierto es que actualmente, han mejorado mucho los tratamientos de muchos tipos de leucemia con mal pronóstico. No sólo queremos que la leucemia sea curable en todos los casos sino también mejorar la calidad de vida del enfermo.
¿Qué le quita el sueño a Josep Carreras?
Todo lo que le puede quitar el sueño a la sociedad y también cuando no gana mi equipo, el Fútbol Club Barcelona.
Desde su punto de vista… ¿Qué es la felicidad?
Después de tanto años me he dado cuenta que la felicidad consiste en no ser infeliz.
¿Los momentos más gratificantes de su vida se los produce la ópera o su fundación?
No podría elegir. La música ha supuesto y es una parte fundamental de mi vida, pero por otra parte, si no hubiese sufrido esta enfermedad, seguramente hoy no sería la misma persona, así que creo que ambas realidades forman parte de mi vida y me han aportado y me aportan grandes momentos.
¿La música le ha ayudado a pasar muchos malos tragos en su vida?
Escuchar música siempre me ha sido de gran ayuda, ya que tiene la fantástica ventaja de apartarte un rato de la realidad. Curiosamente, durante mi enfermedad, mi pieza preferida no era ninguna aria de ópera, sino un concierto de piano: el concierto número 2 en do menor de Rachmaninov.
Y finalmente, dígame esa ópera y ese momento de la misma que le emociona sobremanera.
La última escena de Carmen de G. Bizet, y el tercer acto de La Bohème de G. Puccini. ■