Hija del que fuera presidente de Pasarela Gaudí, Juan Ferrer, y de la gran modelo italiana Mietta Leoni, Fiona Ferrer parecía destinada a ser alguien en el mundo de la moda y la belleza, y lo ha logrado.
Hay quien la considera la nueva Isabel Preysler del panorama social español: es guapa, encantadora y lista. Desprende un halo de glamour y elegancia, y ha nacido con un don para las relaciones públicas. No hay nadie a quien no conozca, y todos los que la tratan parecen quererla muchísimo. Además, tiene un currículo impresionante.
Con 19 años se fue a París y conoció el mundo de la moda desde lo más alto, trabajando en la Maison Montana. Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad de Miami, trabajó a la vez que estudiaba, para la casa Sotheby’s llevando la parte de Arte Latinoamericano. Fue directora de comunicación de Artemundi en Miami, donde organizaba las subastas VIP para los coleccionistas privados más importantes de Florida. Además, fue la encargada de llevar a los diseñadores europeos al Fashion Week de Miami y se desempeñó también como directora de relaciones institucionales en el concurso Elite Model Look Colombia.
Su primera empresa, Fashion & Art, creaba alianzas entre México, Colombia, Miami, NY y España. Su empresa actual, Concep2all, desarrolla proyectos relacionados con la moda, el arte y el entretenimiento. Colaboradora de la agencia Élite durante ocho años, en el 2006 se convirtió en productora ejecutiva y socia del formato televisivo Supermodelo, que se emitió en la cadena española Cuatro con un gran éxito de audiencia.
Después creó Fiona te necesito, un programa en el que enseñaba trucos de moda y entrevistaba a grandes profesionales del sector. Tiene varios blogs, columnas y consultorios sobre moda, y las aventuras de las Wacu Girls, un libro que cuenta la historia de mujeres Worldly, Ambitous, Cool & Unique obtuvo gran éxito dentro y fuera del país.
Ella es su propio proyecto y posee la versatilidad suficiente para sacarlo adelante. La he visto siempre rodeada de tanto oropel, como la rubia de una película de amor y lujo, que sorprende descubrirla tan preocupada por la situación económica y laboral en España, por la multitud de amigos que se han quedado sin trabajo, por las nóminas que tiene que pagar a fin de mes. Fiona es dulce, parece sacada de una novela rosa, como la que acaba de escribir. Pero también tiene mucho de sensatez y sus ojos color miel están siempre muy abiertos mientras anda a buen paso (su deporte favorito) por la senda de la vida. Dice que no tiene grandes metas a largo plazo, que está muy orgullosa de todo lo que ha conseguido, y que la vida le ha enseñado que sólo existe el ahora. Y al día de hoy, parece haber descubierto el secreto, si no de la felicidad, sí de la serenidad. Es una mujer independiente y le gusta ganarse los garbanzos.
Su separación de Jaime Polanco, sobrino del fundador de Prisa, le hizo pasar por momentos de tristeza y de dificultad. Sin embargo, no hay nada en su aspecto impecable que delate un mínimo grado de ansiedad. Nunca frunce el ceño, sus manos están primorosamente arregladas y habla despacio. Ni un kilo le sobra a su delicada anatomía, pero el mal de amores tampoco la ha dejado demacrada. Se diría que ha nacido para ser comedida, que no pierde la compostura ni la sonrisa, que será difícil que las arrugas hagan estragos en su cara pecosa, que nunca hace un gesto excesivo.
El ambiente que la rodea está tan cuidado como ella misma. Su oficina, en pleno barrio de Salamanca, refleja vocación de orden y buen gusto. Los muebles clásicos se mezclan con atrevidas obras de arte moderno (su debilidad), las estancias más luminosas chocan con despachos de maderas oscuras y luces suaves, y lo impersonal con los detalles más íntimos: como una vieja máquina de escribir que le regaló su todavía marido, Jaime, para desearle suerte con su primera novela y que ocupa un lugar destacado en su despacho.
Es difícil quedarse con una impresión clara de esta mujer de contrastes. Puede resultar distante, de tan perfecta. Nada más lejos de la realidad. Siempre mira a los ojos, es de las que no olvida un nombre ni una historia y te desarma mencionando cosas personales con la naturalidad con la que lo haría tu amiga del alma. Es muy de amigas. Reivindica la amistad entre las mujeres como un tesoro. Disfruta de reuniones femeninas en las que se habla de todo en general y de nada en particular, y come pizza alrededor de una mesa baja.
Fiona Ferrer y sus mascotas para Elle España. Foto: Conrad White
Le encanta la vida social pero también necesita escapadas en las que se retira del mundo. “Yo soy muy de aislarme,” dice. Disfruta enormemente del mundillo de la moda y, sin embargo, se implica de corazón en las causas humanitarias en las que cree. No puede parar de hacer cosas y es de las más reclamadas en los eventos sociales. Pero para ella, el domingo perfecto es el que puede pasar en pijama, tirada en la cama. Fiona Ferrer es una mujer de muchos matices y con una personalidad enorme. Se adivina mucha fuerza dentro de esta chica rubia envuelta en delicadeza. ■
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