Desde 1756 la familia Riedel ha liderado la fabricación de cristalería en su Austria natal. La empresa ha sobrevivido a través de 11 generaciones de maestros artesanos en una industria que ha visto pocos cambios a lo largo de los últimos siglos. La compañía ha anunciado recientemente que a partir de este verano “Maximilian Riedel se hará cargo de la gestión de la empresa, después de que su padre, Georg Riedel, dimita como consejero delegado”.
MAXIMILIAN RIEDEL.
La dinastía Riedel ha visto nacer y desaparecer imperios, ha vivido la consolidación del capitalismo y ha sufrido los estragos de la guerra. A finales del S.XVII, Johann Christoph Riedel comenzó a viajar por Europa y a comercializar el vidrio en lugares tan lejanos como España y Portugal. Pero fue Johan Leopold Riedel, miembro de la tercera generación, quien fundó la industria familiar en 1756, empresa que continúa hasta nuestros días. Leopold hizo su fortuna después de la Guerra de los Siete Años (1756-1763), que aumentó la demanda de ventanas necesarias, debido a la destrucción causada por las bombas. Estos acontecimientos señalan el comienzo oficial de la fábrica de vidrio Riedel.
«En sus inicios fabricaba vidrio para la industria, así como objetos decorativos para las familias reales y la iglesia. Algunos de ellos todavía pueden adquirirse en las subastas», dice Maximilian Riedel, refiriéndose a la obra de Franz Xavier Riedel, miembro de la quinta generación, quien introdujo el uranio para la fabricación de vidrio en el s.XVIII. » El uranio lograba obtener colores muy vistosos, denominados Verde Ana y Amarillo Ana, en honor a su hija». Con la llegada de la Revolución Industrial, el ferrocarril y el fácil acceso al carbón, la compañía modificó la fabricación tradicional que se hacía en hornos de madera en Bohemia, y se trasladó a Polaun, donde contrataron a 1.200 trabajadores que producían perlas de colores y vidrio en bruto.
1. Johann Leopold Riedel (3ª generación). / 2. Anton Leopold Riedel (4ª generación). / 3. Franz Xavier Riedel (5ª generación). / 4. Joseph Riedel The Elder (6ª generación). / 5. Joseph Riedel (7ª generación). / 6. Walter Riedel (8ª generación). / 7. Claus J. Riedel (9ª generación). / 8. Georg Riedel (10ª generación).
La primera mitad del S.XX se caracterizó por un reequilibrio de los poderes que gobernaban Europa y por dos guerras mundiales devastadoras. Walter Riedel, miembro de la octava generación, se vio obligado a cambiar de ciudadanía en cuatro ocasiones, dada la confusión reinante en Sudetenland, donde se ubicaba Bohemia, un territorio disputado durante la guerra. Walter, que había heredado de su padre sus conocimientos en mecánica, se convirtió en el líder de la fabricación de moldes avanzados. Éstos se utilizaban en las nuevas tecnologías de radares para la vigilancia del espacio aéreo.
Los nazis ordenaron que la industria se alejara del cristal de lujo en favor de los productos estratégicos de guerra, como las pantallas de radar y los reflectores de ojo de gato, lo que le supuso a Walter el internamiento durante 10 años en un campamento ruso como prisionero de guerra, trabajando como científico para el régimen de Stalin.
«Somos una de las empresas familiares europeas que lo perdieron todo en la II Guerra Mundial, cuando los rusos tomaron Checoslovaquia e hicieron prisionero a mi bisabuelo. El gobierno austríaco pagó el rescate por su liberación: es un milagro que haya sobrevivido», dice Maximiliano acerca de las terribles circunstancias que afrontó la familia en la década de 1940. Después de la guerra, los Riedels tuvieron otra oportunidad para continuar con sus negocios.
La década de 1950 supuso una nueva era del cristal Riedel. Esta vez fue Claus Noel Joseph quien rompió con la tradición de nuevo cambiando las copas de cristal, tradicionalmente de color y ornamentadas, por otras más finas y sin adornos, que fueron inmediatamente reconocidas por clientes y museos (como el Museo de Arte moderno de Nueva York, que todavía tiene algunas piezas Riedel en su colección permanente).
Georg Riedel.
«Estamos muy orgullosos de nuestros logros en el siglo pasado, especialmente por la introducción de copas específicas para cada variedad de uva, ideadas por mi abuelo. Estas copas no solo eran hermosas, sino también funcionales». Claus produjo su obra maestra, Sommelier, en 1973, la primera que se inspira en el carácter del vino.
Las copas Stemware, adaptadas a las diferentes variedades de uva, permiten apreciar todos los matices de los aromas y sabores de los mejores vinos del mundo. Con esto la compañía ha hecho más por la enología que cualquiera de las dinastías vitivinícolas más prestigiosas del mundo.
El reto para Maximilian Riedel es mantener el reconocimiento de la compañía, introducir la marca en el mercado de América del Norte y aumentar sus ventas en todo el mundo. Ha estado involucrado en el negocio desde los 12 años, aprendiendo la técnica y los principios empresariales para su gestión internacional. «Mi padre hizo un gran trabajo consiguiendo que el negocio familiar resultara atractivo para alguien de mi generación. No quiero ser el último de la familia que se ocupa del negocio, por lo que depende de mí el permanecer activo y hacerlo evolucionar para mis herederos «, dice Maximilian, que todavía está soltero y no tiene hijos.
Él ha sido el diseñador principal de los decantadores premiados por el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el MoMA de San Francisco, el Corning Museum of Glass, el Maison et Objet de París, el Wine Spectator y el Wine Enthusiast. «Me inspiran las formas orgánicas y el flujo natural. Trabajo con un equipo muy profesional, que ha estado en nuestra compañía a lo largo de diferentes generaciones y que elabora el producto a la antigua usanza, con el método de ensayo y error. A veces fallamos porque el vidrio es un material delicado y difícil».
Georg Riedel y Maximilian Riedel.
Con 23 años, Maximilian tomó la responsabilidad de desarrollar las ventas en los EE.UU., una oportunidad que cambiaría su vida para siempre. El joven empresario se propuso descubrir la idiosincrasia norteamericana. «Estoy muy agradecido por lo que he aprendido en los últimos 13 años, por las personas con las que he trabajado, y por su mentalidad a la hora de hacer negocios. Puedo confirmar que Estados Unidos es la tierra de la libertad y de las oportunidades». La respuesta ha sido excelente. «Hemos sido capaces de crear imagen de marca a través del diseño, influenciados por la cultura americana del vino», dice el CEO.
Ahora Maximilian planea expandir la marca a nuevos mercados en América Latina y África. «Hay una creciente cultura del vino en ambos continentes. Los viajes, el turismo y las economías emergentes promueven la valoración del vino y otras bebidas alcohólicas, como el tequila y el pisco, para las que hemos creado copas específicas», dice Riedel. La marca también tiene la intención de realizar copas para bebidas no alcohólicas, como refrescos, café, té y agua.
Con sedes subsidiarias en Japón, China, Reino Unido, Australia, Alemania, EE.UU. y Canadá; una presencia global en más de 125 países y unas ventas anuales de más de $300 millones, el joven director, que reside en Nueva York y es un apasionado del deporte, cuenta con las herramientas necesarias para impulsar esta dinastía de 260 años de antigüedad. Maximilian es muy consciente de su responsabilidad de transmitir el legado a la siguiente generación de la familia Riedel. ■