Quién hubiera dicho que aquella adolescente que se preparaba en el colegio para comenzar los estudios de farmacia acabaría formando una parte imprescindible de la joyería que ha heredado, junto a sus cuatro hermanos, de su tatarabuelo. Cristina Yanes dejó la química por la gemología, el diseño de joyas y la especialización en diamantes, estudios que la han llevado a ser Directora Comercial y de Diseño de la joyería española Yanes. Con apenas 17 años comenzó ayudando a sus familiares en la tienda de la madrileña calle Goya 27, aún hoy sede de la emblemática firma, y se dio entonces cuenta de que se sentía completamente identificada con lo que hacía.
Conversar con Cristina Yanes permite descubrir su pasión por el trabajo, admirar su clase y su cercanía y, al mismo tiempo, conocer su filosofía del negocio. Cristina y Yanes son uno: no sólo porque lleve el apellido de sus antepasados, sino también porque ella es el claro reflejo de la filosofía de esta prestigiosa joyería española. Al mismo tiempo, su matrimonio con el prominente empresario José Luis Santos, presidente de la cadena española de hoteles Santos, con el que tiene tres hijos, es el triunfo más importante de su vida.
Habla con orgullo de sus más de dos décadas de exitoso y fructífero matrimonio, de la educación que ha dado a sus hijos y de las amistades que afortunadamente ha mantenido durante este tiempo. No hay que olvidar que su grupo de amigas está considerado como uno de los grupos de élite de la sociedad española: la propietaria de la revista ¡Hola!, Mamen Sánchez; la modelo Mamen Sanz (esposa del ex jugador del Real Madrid Raúl González Blanco), la actriz Lidia Bosch, la diseñadora Carolina Herrera y el torero El Litri, Begoña García Vaquero (mujer del empresario Pedro Trapote), Marián Camino (hija del matador Paco Camino), la venezolana Margarita Vargas y su esposo Alfonso de Borbón (heredero del trono de Francia) y su íntima amiga Paloma Cuevas, mujer del torero Enrique Ponce, también imagen de la joyería. Todas ellas han lucido sus joyas.
Aunque Cristina es discreta a la hora de hablar de sus clientas, es vox populi que muchas pertenecen a casa reales europeas. La reina Letizia, por ejemplo, ha llevado unos maravillosos pendientes de topacios azules de la colección “Joyas para una Boda” en varias ocasiones, y la mujer de Konstantin de Bulgaria, María García de la Rasilla y Gortázar, es otra de las que ha sucumbido a los encantos de esta casa.
Las joyas Yanes
Toda joya Yanes responde a una frase que Cristina ha oído siempre decir a su padre, el joyero Jesús Yanes: “el compromiso de firmar una de nuestras creaciones te obliga a que el tiempo no pase por ella”. Parte del legado que la familia ha recibido desde 1881 ha sido la prioridad de la calidad y la tradición, sin que el paso del tiempo opaque el diseño. “Nuestro objetivo es que aunque transcurran los años, el comprador no sienta que la joya está anticuada o cause su rechazo. No nos metemos demasiado en modas y tendencias, porque son pasajeras, simplemente nos adaptamos a ellas”. La alta joyería de Yanes se distingue por el trabajo manual y por un toque distintivo: “Si el solitario se ha hecho desde siempre con cuatro garras, nosotros dejamos además nuestra firma y un detalle que lo identifique”.
Para dar más rienda suelta a la creatividad en lo que al diseño se refiere, y para acercarse a una clientela con un presupuesto más reducido, Yanes ha sacado una segunda línea: Yanes Young, colecciones conservadoras e innovadoras al mismo tiempo, ni demasiado modernas ni demasiado clásicas, con materiales poco utilizados, piedras nuevas que nadie conoce pero que son materiales nobles de la naturaleza. “Nace como una alternativa al cliente habitual, aunque son joyas que no pasan de moda”.
La inspiración de Cristina Yanes para el diseño de las colecciones surge en las ferias, como la “Hong Kong Jewellery and Gems Fair” (en esta ciudad tiene precisamente Yanes una fábrica donde elabora parte de sus productos de lujo). “Es nuestro punto de partida para la selección de materias primas. Me inspiro en estas piedras, en su colorido, en la necesidad del cliente y en el mercado”. Pero no sólo las piedras son su musa: mientras veía por ejemplo aquella escena en que Richard Gere le regala un espectacular collar de rubíes a Julia Roberts en la película Pretty Woman, se dio cuenta de que en el cine hay una gran representación de joyas inolvidables, y se preguntó cuáles podría crear ella para cada película si tuviera que encargarse de su estilismo. Así fue cómo surgió la colección Joyas de Cine de Yanes Young.
Otra fuente de inspiración importante para la diseñadora fue el Taj Mahal. “Me inspira el deseo de un príncipe, un emperador, un esposo que construye un palacio por amor. Enseguida pensé en la ágata roja y comencé con el diseño de joyas que recrean todo ese mundo”. De ahí su nombre: Seven Wonders, un canto a las siete maravillas y a las joyas que las representan.
Joyería Yanes cuenta con tiendas en Valencia, Madrid y Santo Domingo (República Dominicana), y cuenta con puntos de venta en los grandes almacenes “El Corte Inglés” en 12 provincias españolas. Además, hacen concesión del producto a joyerías repartidas por todo el país.
El tesoro de Cristina
Sea como fuere, en Yanes la joya por excelencia es el diamante, también la preferida de su directora comercial. “Nos gusta a todas las mujeres y es la piedra que más vendemos, además de la perla para bodas”. Las joyas personales de Cristina tienen un significado muy emotivo. “Las asocio con los momentos más importantes de mi vida: mi boda, nacimientos, distintas celebraciones, eventos y los regalos que mi marido y mis padres me han hecho a lo largo de los años”. Precisamente, Cristina Yanes llevó una pieza familiar el día que se casó: una impresionante tiara de 1500 diamantes en forma de flores, que se puede desmontar en nueve broches y da la posibilidad de utilizarla también como pendientes e incluso como colgante.
Y es que esta exitosa joyera tiene mucho que celebrar. Independientemente de si sus hijos continúan o no con la siguiente generación familiar de Yanes, ella ha conseguido su meta: que tengan la imagen de madre que ha querido darles desde que nacieron. Es éste, además de las 175 gemas que ha guardado en cajitas durante más de 8 años, el verdadero tesoro de Cristina Yanes. ■
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