Más de 100.000 personas asistieron al Miami International Boat Show el fin de semana largo del President’s Day (Día del Presidente) en Estados Unidos (del 11 al 15 de febrero) para admirar los 1.500 yates y las diferentes exhibiciones de accesorios náuticos y electrónicos, de motores, de indumentaria y de novedades del mundo de la navegación que se presentaron durante esta importante feria naútica. La Asociación Nacional de Fabricantes de la Industria Náutica (NMMA, por sus siglas en inglés) informó que la asistencia fue superior a la del 2015 y describió la exposición como “un éxito rotundo”.
Tras celebrarse durante 74 años en la ciudad de Miami Beach, la exhibición de yates se trasladó este año a la ciudad de Miami, más precisamente al histórico Miami Marine Stadium en el parque de Virginia Key, en Key Biscayne, conocido también como “el cayo” entre los lugareños. Éste fue el primer evento celebrado en dicho lugar desde que fue cerrado en 1992 por los daños causados por el huracán Andrew.
El estadio es un emblema de la ciudad y tiene un valor histórico, ya que fue el primero que se construyó en Estados Unidos (1963) para presenciar carreras de lanchas. Por ello, el presidente de la NMMA, Thom Dammrich, espera que el show de este año haya sido “el comienzo de una larga y exitosa relación con el estadio”.
Sin embargo, los ecologistas han expresado su preocupación por esta reubicación de la muestra internacional de yates. Tras el cierre del estadio y del parque en 1992, comenzaron a crecer manglares negros y rojos a lo largo de la costa, en la zona adyacente al estadio que había sido utilizada anteriormente para cargar y descargar embarcaciones para carreras de regatas. Durante los 23 años transcurridos desde entonces, las raíces de los manglares se extendieron convirtiéndose en hábitat para pequeños peces y crustáceos, y sus ramas sirvieron para que aves de diversas especies construyeran sus nidos. De esa forma, la zona se convirtió en un hábitat ecológicamente frágil.
Como parte de los preparativos para la exposición de barcos, trabajadores de la ciudad de Miami eliminaron en mayo del 2015 unos 330 pies lineales (alrededor de 100 metros) de manglares a lo largo de la costa sin autorización del condado de Miami-Dade, una instancia superior a la municipal. En un artículo del diario local The Miami Herald, la periodista Jenny Staletovich señaló que autoridades del Departamento de Recursos para Costas y Humedales (Coastland and Wetland Resources) del condado visitaron la zona del Marine Stadium ese mismo mes y detectaron que una empresa de construcción de la ciudad de Miami había talado los manglares, haciendo espacio para un muelle con capacidad para los aproximadamente 1.500 yates que se esperaban en la feria y para un «parque flexible» (flex park) donde acomodar carpas de exposición.
Las autoridades de Miami reconocieron en consecuencia el error de la tala de los manglares, y la directora de la exposición de yates, Cathy Rick-Joule, dijo que se había puesto en marcha un plan para minimizar los daños y que el Departamento de Recursos Regulatorios y Económicos del condado (Regulatory and Economic Services) se iba a hacer cargo de replantar los manglares.
Por otra parte, y a pesar del exitoso debut de Key Biscayne como sede de la exposición de barcos, el emblemático Miami Marine Stadium permanece igual que desde hace más de dos décadas atrás: en estado de deterioro, presa de los vándalos y de los artistas del graffiti. La restauración del estadio fue un factor preponderante para el traslado del show de yates del centro de convenciones de Miami Beach a Virginia Key, en Key Biscayne, ya que el evento fue considerado como una oportunidad para llamar la atención sobre la necesidad de restauración y de conservación del lugar.
Durante la muestra de barcos, el Fideicomiso del Patrimonio del Condado (Dade Heritage Trust) se asoció con el Fideicomiso Nacional de Preservación Histórica (National Trust for Historic Preservation), presentando una petición firmada por 3.000 asistentes para conservar el estadio. Además, la ciudad de Miami aprobó una ordenanza para que todos los ingresos generados por el uso del parque flexible fueran usados para su restauración. Se calcula que los fondos necesarios para costear el trabajo sean de por lo menos US$37 millones.
Por su lado, los comisionados de la ciudad revisarán las consecuencias del Miami Boat Show, y los reguladores del condado considerarán imponer un permiso ambiental antes de realizar este tipo de eventos. Además, está pendiente un informe del impacto de los sistemas de anclaje y atracadero sobre todo tipo de vida marina, así como un análisis del agua para determinar la contaminación por petróleo y productos químicos como consecuencia del tráfico de barcos durante el show. El informe completo demorará probablemente varios meses. Mientras tanto, el regreso de la exposición de yates a Virginia Key, Key Biscayne, está en suspenso. ■