El Jaguar I-Pace, el primer modelo eléctrico de Jaguar, ofrece 400 cv de potencia y acelera de 0 a 60 m/h en 4 segundos, con el beneficio de contar con una autonomía sorprendente de más de 220 millas gracias a sus modernas baterías de alta velocidad, capaces de recargar al 80% en sólo 90 minutos.
La industria automotriz está viviendo un cambio definitivo que confirma las nuevas tecnologías de motorizaciones sustentables. Entre los fabricantes de alta gama, Tesla define la pauta a seguir dentro de la industria y marcas tradicionales como Audi, con su Q6 e-tron, o Mercedes Benz, con su EQC, anticipan que en un futuro cercano las motorizaciones híbridas y eléctricas dominarán el mercado. Jaguar no podía quedarse fuera de esta nueva tendencia, así que presentó su primer modelo %100 eléctrico.
Para desarrollarlo, la emblemática automotriz británica esperó lo suficiente como para que las motorizaciones eléctricas permitieran autonomías y desempeños competitivos. El desafío era diseñar un SUV que respetara la tradición deportiva de la marca y que reflejara a su vez el nivel de lujo y confort al que nos tiene acostumbrados.
La ausencia de un motor tradicional en el frente permitió un capot corto, protagonizado por una dramática toma de aire y un frente de claro estilo Jaguar, con su parrilla en rombos “piano black” y luces LED angulares, que le otorgan un aspecto felino y agresivo.
El parabrisas frontal cuenta con una inclinación pronunciada que se extiende en una línea de techo redondeada, mientras que la elevada línea trasera termina de definir un coeficiente aerodinámico excelente de 0.29. Los laterales del modelo presentan guardabarros musculares que acentúan su identidad deportiva, gigantescas llantas de 23 pulgadas y una línea de cintura ascendente que lo emparenta con los cupés más radicales de la marca.
El interior del vehículo sorprende por sus enormes espacios. Al tener dos motores eléctricos repartidos, uno en cada tren de tracción, los diseñadores pudieron mover el habitáculo hacia adelante, ampliar la distancia entre ejes y contar con muchísimo espacio interior al prescindir del túnel de transmisión. Las dimensiones son tan generosas que hasta el baúl del vehículo ofrece 530 litros de capacidad (140 galones), algo muy superior a la media de sus competidores.
El diseño futurista del interior se logró a partir de la combinación de tecnologías de última generación con materiales nobles característicos de la marca. Por ejemplo, el instrumental y el panel central están protagonizados por pantallas de alta definición combinadas con materiales como el aluminio satinado, maderas, ruedas metálicas micro-perforadas para el climatizador y textiles naturales para las alfombras del piso, que se desliza libre por debajo de la consola central flotante. Las butacas son verdaderas piezas de diseño, y el techo solar envolvente está decorado por un patrón romboidal realizado en carbono. La modernidad y elegancia clásica configuran un interior sobrio y exquisito.
Su posición de manejo baja confirma la identidad Jaguar, en conjunto con el mismo esquema de suspensiones y dirección del modelo F-Pace, el cual ofrece respuestas que conectan al conductor con el camino.
Los dos motores eléctricos suman casi 400 cv de potencia y 516 lb/pie de torque, disponibles de manera continua, permitiéndole acelerar de 0 a 60 m/h en 4 segundos. Las baterías, enfriadas por líquido y de carga de alta velocidad, se encuentran ubicadas debajo del piso de la cabina y han sido desarrolladas por Jaguar para su escudería de Fórmula E.
El modelo eléctrico de Jaguar se posiciona como una alternativa de altísima gama en el incipiente nicho de SUVs eléctricos. ■