BMW, el fabricante alemán de automóviles de alta gama, ha apostado decididamente por la tecnología eléctrica con su submarca i. Lo demuestra con el lanzamiento del utilitario eléctrico i3 pero, sobre todo, con lo prometedor del inminente i8: su primer automóvil híbrido con enchufe aspira a competir con otros superdeportivos en el terreno de la eficiencia más que en el de las prestaciones, aunque tampoco renunciará a éstas.
El BMW i8 del 2014 cuenta con un conjunto mecánico compuesto por un motor de gasolina de tres cilindros, 1,5 centímetros cúbicos y 231 CV de potencia, más un propulsor eléctrico de 131 CV y una batería de iones de litio que puede ser recargada a través de un enchufe doméstico “en menos de tres horas”, según afirma la propia BMW. En total, 362 CV aceleran al i8 de 0 a 60 millas por hora (100 km/h) en 4,4 segundos y son capaces de empujarlo a una velocidad máxima de 155 millas por hora (250 km/h).
Esa aceleración mejora en 0,2 segundos a la del BMW 650i, que cuenta con 449 CV. ¿Cómo es eso posible a pesar de los casi 90 CV de más del 650i? La principal diferencia reside en que mientras el modelo de la Serie 6 pesa 4.122 libras (1.870 kilogramos), el i8 no supera las 3.306 libras (1.500 kilogramos), gracias a la tecnología de construcción ligera empleada en su chasis de aluminio y su carrocería de plástico reforzado con fibra de carbono.
Pero es en el terreno de la eficiencia donde de verdad el BMW i8 bate a sus homólogos. Su conjunto híbrido ofrece un consumo homologado muy bajo: puede recorrer 94 millas con cada galón de gasolina (apenas 2,5 litros a los cien kilómetros), mientras que el nivel de emisiones de CO2 declarado promete no superar los 60 gramos por kilómetro recorrido.
Además, para recorrer distancias cortas, el nuevo BMW i8 permite hacer uso del modo exclusivamente eléctrico, con el que se podrá circular hasta un máximo de 21 millas (35 kilómetros) con cero emisiones a una velocidad tope de 74 millas por hora (120 km/h). En ese momento, el vehículo pasará a transmitir la fuerza motora sólo a las ruedas delanteras, ya que cuando ambos propulsores trabajan a la vez, el vehículo dispone de tracción total. Aparte, el i8 admite tres modos de conducción más: Sport, para los que prefieren pilotar el automóvil de forma deportiva; Confort, para una conducción más cómoda y asistida; y Eco Pro, cuando se priorice la optimización de la autonomía. Otros modelos de la marca también permiten elegir entre diferentes modos de conducción, como por ejemplo, el Serie 6.
Si hablamos del diseño, el BMW i8 es un cupé tradicional en cuyo interior pueden viajar cuatro personas (2+2) que accederán a él a través de dos puertas que se abren en vertical y girando hacia fuera. Sus dimensiones son 4,69 metros de largo, por 1,94 de ancho y 1,29 de alto, con una distancia entre ejes de 2,80 metros y un coeficiente aerodinámico de 0,26. Dispone de una suspensión independiente en las cuatro ruedas con amortiguadores de dureza variable, y sus llantas son de 20 pulgadas.
En el interior del i8 llama la atención su panel de instrumentos en forma de pantalla digital, pero la sensación de calidad percibida y la exclusividad también viene marcada por otros elementos como sus asientos deportivos de cuero y el sistema BMW iDrive con pantalla independiente. ¿Lo peor? Dentro del apartado de equipamiento, son muchas las tecnologías de información, entretenimiento y asistencia a la conducción que no vienen de serie, sino que sólo se ofrecen como una opción, lo cual elevará considerablemente su precio.
Está previsto que el nuevo BMW i8 esté en el mercado en los primeros meses del 2014 y lo hará con un precio de salida que para Estados Unidos ha sido fijado ya en 135.700 dólares. ■