La empresa RM Auctions, dedicada a las subastas de autos de colección, decidió realizar un experimento en la casa de subastas Sotheby´s de Nueva York en el que ofrecerían autos clásicos o coleccionables presentados como obras de arte. De ese modo, en el mismo espacio en el que hasta hacía sólo días estaba expuesto el Silver Car Crash de 105 millones de dólares de Andy Warhol, se exhibieron automóviles Ferrari, Bugatti y Cadillac. Si bien muchos detractores criticaron el experimento, el resultado de las ventas fue todo un éxito, pues se logró recaudar más de 62 millones de dólares, una cifra que superó ampliamente el estimado de 50 millones de dólares que se había previsto.
Aston Martin DB 2/4 MKII de 1956.
Los coleccionistas de autos aprecian los vehículos no sólo por sus prestaciones, motores, funcionalidad y rareza, sino también por su diseño, valor estético e histórico. Ciertamente, su valoración es más cercana a la otorgada a una obra de arte plástica que a la utilizada para evaluar el valor de un automóvil. Es por eso que el pasado mes de noviembre las dos empresas dedicadas al rubro realizaron su subasta denominada Art of the Automobile (El arte del automóvil), compuesta principalmente por 31 automóviles, dos motocicletas y ocho objetos relacionados con el automovilismo.
Ferrari 250 LM de 1964.
La propuesta de RM Auctions fue un éxito comercial. De hecho, 11 de los vehículos vendidos fueron un récord de precio para su modelo. Pero, sin lugar a duda, la pieza más destacada de la jornada fue el Ferrari 250 LM del año 1964, que fue vendido a un comprador anónimo que pujaba telefónicamente por la sorprendente suma de 14.5 millones de dólares. Este exclusivo modelo de la automotriz originaria de Maranello, Italia, fue diseñado por Carrozzeria Scaglietti y es uno de los sobrevivientes de los 32 ejemplares del 250 LM fabricados ese año, una producción que incluye el último Ferrari ganador de las 24 horas de Le Mans, la carrera de automovilismo de resistencia más prestigiosa del mundo.
Lincoln Indianapolis Exclusive Study.
Presentar los 41 lotes en una subasta como si se tratara de objetos de arte fue criticado por muchos puristas, y algunos hasta le adjudican cierto fracaso al experimento ya que piezas como el Lincoln Indianápolis Exclusive Study, diseñado por el italiano Felice Mario Boano, se vendió por 1.55 millones de dólares, cuando el precio estimado oscilaba entre un mínimo de 1.8 millones y un máximo de 2.5 millones de dólares. Sumado a esto, otros dos lotes ofertados, el Ferrari F1 de carrera de 1997 y la limusina Cadillac “The Duchess” de 1941, no resultaron de interés para el público participante y finalmente no fueron vendidas.
Más allá de estos traspiés, posiblemente originados por la falta de criterio de elección en algunos de los lotes a ofertar, el resto de la subasta hizo historia. Modelos como el Aston Martin DB 2/4 MKII de 1956 diseñado por Carrozzeria Ghia, o el Maserati A6G/2000 Spyder de 1955 diseñado por la firma Zagato, fueron vendidos bajo el golpe del martillo por precios que satisfacían las estimaciones de los organizadores y, en algunos casos, hasta las excedían.
Maserati A6G/2000 Spyder de 1955.
Ofertar productos industriales como obras de arte quizás pueda parecer exagerado para algunos. Pero para sus potenciales compradores, estos vehículos son piezas dignas de conservación que pueden ser expuestas en museos de todo el mundo. Por lo tanto, el experimento realizado por RM Auctions y la legendaria casa de subastas Sotheby’s probablemente se repita en el futuro cercano, y gracias a eso, podremos volver a disfrutar de magníficas “obras maestras sobre cuatro ruedas”. ■