Según los expertos, aproximadamente el 20% del mercado de artículos de lujo a escala mundial es dominado por el sector de ropa infantil.
Baby Dior, Dolce & Gabbana, Armani Junior, Little Marc Jacobs, entre otras, son algunas de las casas de alta costura que constantemente muestran su creatividad a través de sus colecciones de moda infantil. Sus tiendas son verdaderos templos de la moda para seducir a niños y adultos por igual.
Además de las casas de moda, algunas pequeñas celebridades fotografiadas constantemente por la prensa logran que los modelos que llevan puestos se agoten en cuestión de horas, o incluso minutos en algunos casos.
Nos referimos, por ejemplo, a las pequeñas prendas que llevan el príncipe George y la princesa Charlotte de Inglaterra, las infantas Leonor y Sofía de España, Harper Beckham, la hija menor de David y Victoria Beckham, o North y Saint West, los hijos de Kim Kardashian y Kayne West.
Uno de los precursores del haute couture para niños fue Christian Dior, cuando en 1967 la princesa de Mónaco Grace Kelly le pidiera al diseñador que vistiera a su primogénita, Carolina, para su bautizo.
Actualmente, como los niños cuentan con acceso a un gran caudal de información, en ocasiones escogen ellos mismos su vestuario.
Pero el interés de las grandes marcas por invertir en el mercado infantil puede tener una explicación demográfica: las parejas se convierten en padres a una edad más avanzada, y esto viene acompañado en muchos casos de una mayor seguridad económica.
Además, no se puede dejar de lado el rol de los abuelos, que son ya de la generación de los baby boomers y tienen ingresos disponibles para comprarle a sus nietos.
Según los expertos en el sector, el negocio es rentable ya que los márgenes de ganancia son muy altos y se invierte en el mediano y largo plazo, es decir, las grandes marcas tratan de reclutar a ese cliente que ahora es un niño pero que mañana seguramenteserá, además de padre, un hombre de negocios con un poder adquisitivo de alta gama. ■