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Desde hace mucho tiempo, los relojes a medida son fabricados por las casas relojeras más selectas del mundo para sus clientes más especiales, y su proceso de creación puede durar hasta más de cinco años. Estos relojes son verdaderas piezas de arte que marcan la identidad de quien los posee. Son un valor que sigue siendo reconocido por los amantes de estas joyas, a pesar de que en el mundo actual casi todo puede ser encargado y personalizado a través de internet.
Vacheron Constantin es una de las marcas más antiguas y con más prestigio en el mundo relojero. En el 2006, la compañía creada en 1755 lanzó Atelier Cabinotiers, un servicio especial a medida creado por la gran demanda con la que se estaba encontrando la marca. Mediante este servicio, la casa crea relojes hechos a mano que se convierten, verdaderamente, en joyas únicas, y se revive así el espíritu del siglo XVIII de esta prestigiosa marca de Ginebra.
Atelier Cabinotiers ha estado en los últimos años enfocado principalmente en dos encargos muy especiales. El primero es el «Philosophia», denominado así por su dueño de acuerdo a su manera de ver la vida. Cada elemento de este reloj está hecho según las especificaciones y exigencias de este cliente.
Vladimir, un reloj especial
El segundo encargo que recientemente ha completado Atelier Cabinotiers para un cliente anónimo es su reloj Vladimir, en el que ha estado trabajando más de cuatro años ya que tiene unas características sumamente especiales. Fue precisamente este cliente anónimo el que dio el nombre a la pieza.
El Vladimir supone además para la compañía un reto en lo que a creación de relojes se refiere. Y es que con el Vladimir, se ha superado al icono de Vacheron Tour de l’ile. Valorado en $1.6 millones de dólares, el Tour de l’ile había sido hasta el momento el reloj con el mecanismo más complicado del mundo, pero el dueño del Vladimir quería aún algo más complicado para conseguir con ello superar el legendario modelo del 2005.
Al tiempo que conlleva el realizar el reloj a medida, hay que añadir el de la lista de espera, que en el caso del prestigioso relojero Philippe Dufour, por ejemplo, puede superar los 12 años.
Dufour, al contrario de sus contemporáneos, no hace únicamente relojes únicos. Es un verdadero artesano conocido por la simplicidad de sus piezas, además de ser auténtica inspiración para muchos y creador de las colecciones Duality y Simplicity.
A veces recibe encargos para la creación de relojes con determinadas características, algo a lo que se niega porque afirma que si lo aceptara y los hiciera, ya no sería una pieza suya, sino una pieza ideada por otro. De las múltiples propuestas que recibe para crear más piezas de Simplicity, muchas las rechaza.
Un auténtico apasionado del detalle y de la perfección, los precios de sus piezas son relativamente modestos si se piensa en el trabajo que hay detrás de ellas. Así, el Simplicity cuesta entre los $54,000 y los $68,000. Y es que para él, en realidad, de lo que se trata es de entender lo que se intenta reflejar con la creación de sus relojes.
Piezas buscadas para subastas
Todos estos relojes son piezas de arte muy buscadas por las casas de subastas. Sin embargo, en muchas ocasiones no llegan a conseguir su valor inicial en su segunda venta. Tampoco hay que negar el hecho de que, dependiendo del nombre que esté detrás de la creación a medida, la situación puede cambiar. Es por ejemplo mucho más difícil conseguir que marcas como Patek Philippe accedan a la creación de un modelo propio a que lo hagan otro tipo de marcas.
Por ejemplo, en 2012, en la subasta de Christie’s en Ginebra, el Bulletin d’ Observatoire, un Patek Philippe de platino exclusivo creado por encargo especial en 1952 para el legendario coleccionista J.B. Champion, alcanzó un récord histórico: los $4.2 millones.
Marcas como Dufour, Grönefeld y Roger W. Smith en realidad tienen una producción tan limitada que en sí cada una de sus piezas es única en cierta forma. Roger W. Smith hace sólo 10 ediciones al año de su modelo Serie 2, cuyo precio ronda entre los $130,000 y los $180,000.
Smith no es gran partidario de los relojes complicados. Para él, es más importante que el reloj refleje su estilo y diseño, y que sea algo que pueda pasarse de una generación a otra.
Tal vez sea ésta la clave que marca el éxito y el lujo de estas casas y maestros: la duración de sus piezas. Porque hay muchos relojeros y marcas de relojes dispuestas a realizar piezas a medida, pero quién dice que sus piezas estarán presentes dentro de más de 200 años, como lo han estado las de Vacheron Constantin. ■
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