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Nacido en la región italiana de Puglia en 1974, Francesco Russo hizo realidad por primera vez sus innatas habilidades para el diseño de moda en Milán, en la firma Costume Nationale, diseñando zapatos, bolsos y accesorios entre 1996 y 1998.Aquel fue un momento crucial para este vanguardista italiano. Después vino Miu Miu, entre 1998 y 2000, donde diseñó zapatos bajo la dirección creativa de Fabio Zambernardi.
Su talento y ganas de innovar le llevaron en el año 2000 a París, ciudad en la que reside desde entonces y donde ha colaborado en grandes proyectos de renovación para Yves Saint Laurent (YSL) junto a Tom Ford y Stefano Pilati, además de contribuir al éxito global de la marca.Gracias a su refinamiento a y su manera de mezclar líneas precisas en creaciones únicas que resaltan por su sensualidad y originalidad, en 2008 fue nombrado director creativo de la firma italiana Sergio Rossi y devino en responsable absoluto de su florecimiento.
Allí Russo continuó la trayectoria iniciada en YSL, creando intrincados y seductores zapatos así como elementos decorativos de piel que se caracterizan por su alto nivel deelaboración.
Su siguiente paso no podía ser otro que, en 2013, lanzar su propia firma de diseño de zapatos de mujer, con una fuerte inspiración milanesa y basándose en sus diferentes experiencias parisinas.
Russo situó su taller muy cerca del Palacio Real, en el corazón profundo y elegante de París, y tomó como premisas esenciales de su visión creativa los valores personales y la autenticidad.
A través del trabajo artesanal y el respeto a la tradición, este artista de los calzados inició un insólito y nuevo viaje en el que el oficio lo fue todo. Sus creaciones tienen claras referencias a figuras legendarias y a zapatos de artistas que dejaron una marca indeleble en la historia de la moda del siglo pasado. Russo modernizó estas inspiraciones en un taller que él convirtió en un espacio de creatividad y pensamiento, además de ser el lugar ideal para vender sus zapatos y reunirse con su equipo.
De esta forma, Russo se involucró en un nuevo diálogo entre el creador y sus clientes, en una relación intensa con las mujeres en su mismo núcleo.
Para ello, centró la investigación estilística en unas pocas formas atemporales con características muy claras: feminidad, elegancia y experimentación.
Al optar por ritmos creativos más en sintonía con la verdadera invención, el artesano se salteó el concepto de colección, así como el de la sucesión de las estaciones, para crear objetos que celebran la belleza y la seducción, hechos totalmente a medida y, por lo tanto, únicamente disponibles en su taller de París.
Hoy en día Russo tiene su propia tienda/taller en el nº 8 de la Rue de Valois, donde muestra sus zapatos ultra femeninos entre los que se destacan sus sandalias de diferentes alturas de tacón, de colores y de materiales que, una vez encargadas por la clienta, tardan unas seis semanas en ser entregadas.
Francesco Russo es un artesano italiano único, que ha encontrado su lugar en París instaurando un universo personal y diferente de zapatos exclusivos para la mujer del siglo XXI. ■