Quienes han trabajado con ella la describen como intensa, caprichosa e intolerante, pero con una sensibilidad y un amor hacia todo lo vivo que la hace irrepetible. Ella es Grace Coddington, quien durante más de 35 años, de los setenta que ya tiene cumplidos, ha asumido que la moda es como una metáfora de la vida. Eso la ha convertido en leyenda.
Grace, el libro autobiográfico que contiene las memorias de la directora creativa de Vogue (Editorial Random, en inglés/Editorial Turner, en español), llega, según sus palabras, cuando se ha sentido “lo bastante vieja o lo bastante interesante para escribirlas”. La misma maestría con la que ha hilvanado fantasías, imagen a imagen, en sus editoriales gráficas, se pone ahora en función de las palabras. Si no había sido evidente antes, éste es el momento de atestiguar que Coddington es una aguda, amena y deliciosa narradora cuando cuenta su propia historia.
1. Grace Coddington.
2. Grace Coddington & Anna Wintour.
La autora extiende una invitación a un periplo de tono muy anecdótico, que se inicia en 1941 en la isla de Anglesey, al norte de Gales, y llega hasta la elite de la industria del lujo. Hay una parada importante a su llegada a la moda, como alumna de la Academia Cherry Marshall, cuando la década de los cincuenta ya se despedía. “Ser modelo era un mundo de riqueza y emoción, la oportunidad de viajar y encontrar personas interesantes (…) Además, me encantaba ver ropa bonita en bonitas fotografías, y ahí soñaba con estar yo”, describe.
Cada página del libro de Coddington es como la pieza imprescindible de una bien curada colección haute couture. Están el corte asimétrico de cinco puntas que Vidal Sassoon creó para ella en 1965, las enormes pestañas de su maquillaje Baby Doll, las minis, los vuelos en tonos pasteles, las temporadas con Catherine Deneuve y Mary Quant y, también el accidente automovilístico que cambió el rumbo de su vida. En 1968 se retiró la modelo y nació la estilista de Vogue.
1. Grace.
2. Karl Lagerfeld & Grace Coddington.
Quienes disfrutan la moda tienen, a partir de ese capítulo, su plato fuerte. El káiser Lagerfeld, Manolo Blahnik, Newton, Bourdin, Linda y Paul McCartney llegan a la cita a partir de 1970 y se mantienen, hasta entrados los ochentas, junto a Grace y genios nacientes como Annie Leibovitz o Pat McGrath. Entonces arribamos al momento que puso a Coddington de frente a su clásica antagonista y controversial monstre sacré: Anna Wintour. Dos personalidades formidables que se complementan para atestiguar la fórmula de atracción de los contrarios.
“Uno de los aspectos de mi trabajo que más me interesa es darle a la gente algo con lo que soñar, igual que soñaba yo de pequeña mirando fotografías”, dice Coddington. “Todavía tejo sueños y me inspiro en todo lo que puedo”. Ésa es su vida en esencia y lo que hace obligatorio que seamos testigos de cómo la desnuda ante nosotros. ■