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“¿Tiene reserva? ¿Mesa para seis?”, pregunta Christy Cedeño a comensales que llegan a su restaurante, Koneko, un café-bar de gatos especializado en sake. Instantes después, Cedeño les recomienda: “Déjenlos oler su mano antes de tocarlos”. Consejos como éste se dejan escuchar cada vez más en este tipo de restaurantes de alrededor del mundo. Se trata de los cafés de gatos, curiosos lugares que albergan a estos felinos para que los visitantes los acaricien o jueguen con ellos mientras comen o beben alguna exquisitez, como un Stumptown Cold Brew o una burbujeante Cawston Press Elderflower Lemonade.
La comida y las bebidas no son un detalle menor en estos cafés. “Nos gustan las cosas de calidad, y por eso ofrecemos opciones finas, como el café Stumptown”, dice Cedeño. “Nuestros pasteles los hace un chef japonés entrenado en Francia”, agrega.
El concepto del café de gatos comenzó en Taiwán en 1998, asegura la revista Forbes. Luego, turistas taiwaneses lo llevaron a Japón, donde estos cafés proliferaron, probablemente, debido a que muchos japoneses viven en apartamentos pequeños que no permiten mascotas. Algo similar podría estar pasando en Manhattan y en otras grandes ciudades. De modo que si te gusta la idea de viajar y pasar un rato felino, te va a encantar nuestra siguiente selección de los mejores cafés gatunos en el mundo.
1. Koneko
Nueva York, EE. UU.
En la «ciudad que nunca duerme» podrá haber un Meow Parlour y un Brooklyn Cat Café, pero nada como Koneko (que significa «gatito» en japonés): en este elegante café, los visitantes pueden beber una copa del premiado sake Dassai o comer unos fideos natsu udon fríos, en compañía de cualquiera de los 20 gatos adoptables del lugar.
Delicias como el dacquoise de matcha, yuzu o sésamo negro provienen de la patisserie Tomoko, dirigida por la chef Tomoko Kato, que estudió repostería en Kioto y se formó en los restaurantes Bouley y Le Bernardin. Los aperitivos de Koneko se hacen en casa, y son especialmente deliciosos los pancakes de calamar y de cerdo, llamados okonomiyaki. Y si quieres alegrarte un poco, elige alguna de las finas opciones de vino o cerveza, o bebe una mimosa, siempre perfecta a la hora del brunch.
La reserva para el salón de los gatos (separado del resto del lugar) cuesta US$20 la hora, pero puedes cenar en el café cuando lo desees. Quienes quieran hacer ambas cosas —¿quién no?— pueden hacer su reserva, comer y beber en el café, y luego entrar en la sala felina.
A menudo, los gatos pueden pasar en Koneko un mes antes de ser adoptados. Algunos, como Toby, un felino que Cedeño describe como dulce y sensible, pueden pasar allí un año. “La partida de un gato es una sensación agridulce. Lloré cuando se fue Toby”, dice Cedeño. “Fue muy emotivo ver a Toby encontrar una familia”.
2. República de los Gatos
San Petersburgo, Rusia
Ubicado en el mismo edificio del Museo del Gato de St. Petersburgo, este es el primer café gatuno de Rusia. Para pasar un rato entre los 25 felinos de 17 razas que alberga este lugar, puedes solicitar una «visa» de entrada, que cuesta de 200 a 500 rublos (de US$3 a US$8), dependiendo del día y del tipo de visita. Esta visa indica tu peso, altura y edad (o su equivalente “en gato”), y se te pedirá que uses forros en los zapatos y que te laves las manos para proteger a los felinos. La visa es obligatoria solo para los que quieran entrar a la República, que es una sala aislada del resto del local. La entrada al café y a la tienda de souvenirs es gratuita.
El café también ofrece talleres sobre cómo tratar a estos simpáticos animalitos, hacerles juguetes y hornearles pasteles.
Y si ya estás en St. Petersburgo, no olvides pasar por el Museo del Hermitage para otra increíble experiencia felina. Mientras que cientos de gatos del café son adoptados cada año, los del Hermitage viven permanentemente allí y hasta tienen su propio secretario de prensa y personal encargado de cuidarlos. “Los gatos del Hermitage son uno de los símbolos del museo y están en camino a convertirse en uno de los atractivos de nuestra ciudad”, dijo la secretaria de prensa Maria Borisovna Khaltunen durante la celebración del Día del Gato del Hermitage en mayo de 2017. “Con esta celebración, damos un ejemplo de cómo cuidar a estos animales, que tocan los corazones de todos”.
3. Cat Café Neko no Niwa
Singapur
Con un nombre que en japonés significa “jardín de gatos”, el primer café gatuno de Singapur es el lugar perfecto para relajarte con café, pasteles y 13 gatitos adoptables. En ocasiones, el café ofrece también cat yoga (un tipo de yoga con gatos caminando alrededor). Sin embargo, siempre puedes disfrutar de postres confeccionados por pastelerías artesanales, batidos, café, té, jugos y más.
Abierto desde diciembre de 2013, sus fundadores, Sue y Sam, quisieron llevar esta experiencia a Singapur tras visitar varios cafés de gatos en Japón. Con más de 15 años de experiencia en el cuidado de mascotas, ambos son grandes adeptos a la terapia con gatos, así como a la alegría y relax que estos animalitos pueden proporcionar a los humanos. La cafetería ofrece también talleres de cuidado de gatos los miércoles por la noche, que incluyen una bolsa de regalo y bebidas, por US$35.
No se permite la entrada a menores de siete años al área de los gatos, mientras que los niños de siete a 14 años pueden hacerlo bajo la supervisión de un adulto, por razones de seguridad. Para las visitas regulares, la primera hora tiene un costo de US$12, y cada media hora adicional es de US$5. Es recomendable hacer reservaciones.
4. Le Café Des Chats
París, Francia
Relájate como un parisino en el ambiente vintage y elegante de Le Café des Chats, un restaurante y salón de té donde 12 gatos viven libremente. Si pasas por ahí, fíjate en la silla y otros muebles clavados en lo alto de las paredes. Desde allí, los felinos alardean de su estatus (literalmente) “elevado”.
Para comer, puedes pedir un croque monsieur, una hamburguesa o una tarta de tomate con queso de cabra y miel. Hay postres caseros como mousse de chocolate negro, así como varios tipos de carne y tablas de quesos. Los veganos tienen también muchas opciones, como guacamole y papas fritas o una ensalada mezclada con lentejas coral, aguacate, tomates, limón, aceite de oliva y vinagre balsámico. También hay vino, cerveza, té, jugos, refrescos y café.
Los gatos de Le Café des Chats fueron abandonados por sus dueños o nacieron en la calle, para luego encontrar un hogar estable en el café. Pero no son simples felinos. Fueron elegidos por su sociabilidad con otros gatos y con la gente. Parte de las ganancias del Café des Chats se dona a la protección felina, y cada mes se hace una contribución para el retiro de cada minino. En este café, los gatos no son adoptables para el público. Las reservas no son necesarias.
5. KitTea Cat Café
San Francisco, EE. UU.
Los viernes, sábados y domingos, los espacios de este café se llenan con un par de días de anticipación. Haz tu reserva con tiempo. Una vez instalado en el KitTea Cat, te sentirás honrado de saborear un Oolong entre los 21 gatitos recogidos de la calle, de los cuales 14 viven allí y siete son adoptables.
Para satisfacer tu apetito, prueba un queso de cabra asado a la parrilla, rúcula y conserva de higos en un pan ciabatta junto a una ensalada de vegetales mixtos. Puedes agregar pollo o salmón ahumado a ese sándwich o a una ensalada, si deseas algo más abundante. O, simplemente, pide unos panecillos ingleses con crema chantilly, mantequilla y mermelada de frutas orgánicas. Por supuesto, este lugar tiene las exquisitas variedades de té que esperarías de un lugar que tiene la palabra «tea» en su nombre.
La entrada al salón de los gatos cuesta US$20 de lunes a viernes, US$25 los fines de semana y US$15 durante el «happy meowr». Las noches especiales incluyen juegos de mesa con infinitos vasos de té, 21 gatos y dos horas más de atención.
6. Lady Dinah’s Cat Emporium
Londres, Inglaterra
Este pintoresco lugar en el barrio bohemio de Shoreditch, en Londres, es tan exclusivo, que necesitas hacer tu reserva con un mes de anticipación, por lo menos, si quieres pasar por ahí un fin de semana. Lauren Pears, dueña del café, le puso ese nombre por Dinah, el gatito del clásico Alicia en el país de las maravillas.
Todo el café está inspirado en el mundo de esa hermosa novela: hay un “bosque”, un laberinto de setos y un área dedicada al Sombrerero Loco. Este lugar mágico está decorado y pintado por el creativo personal del café, que también ayudó a hacer dibujos de gatos para colorear y decorar tazas y otros artículos en venta.
En este café encontrarás entre 13 y 17 gatos disfrutando de sus juguetes, acostados sobre sus camas y rodeados de platos para comer, rompecabezas, estantes, árboles y puentes de cuerda. Por lo general, no están en adopción, porque los dueños de los cafés quieren que los gatos sientan que tienen un hogar estable. Pears asegura que su emporio es el primer café de este tipo en el mundo en ofrecer cat yoga.
Así como en el País de las Maravillas, en el extraño mundo de los gatos también todo es posible. ■