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Julie Baker, una madre de familia de New Hampshire, tiene ingresos mensuales de $18.000… ¡vendiendo pañales para pollos! Como lo oyes. Este dato tan insólito demanda, desde luego, muchas explicaciones que trataremos de ofrecer.
Baker nunca se imaginó que la venta de pañales de pollos pudiera convertirse en un negocio. Ni siquiera le pareció que la idea pudiera despertar remotamente el interés nadie, pero su pequeña hija adoptó a un pollo como mascota y no le quedó más remedio que meterlo en la casa como si de un gato o un perro se tratara. Solo había un inconveniente: la completa ineptitud del plumífero para aprender dónde debía hacer sus necesidades, lo cual convirtió la casa en un corral.
La Internet está llena de cosas increíbles, y una de ellas es un video que Baker encontró, hecho por un anónimo, en el que aparecía un pollo vestido con un delantal. Baker vio en ese delantal la solución a sus problemas y empezó a confeccionar pañales para el pollo de su hija. Este hobbie – confeccionar pañales – fue más tarde objeto de una tarea de colegio de su hija que se hizo conocida por la web, y luego vino lo inesperado: una cantidad enorme de pedidos de gente que, al igual que su hija, estaba sufriendo las consecuencias de tener a un pollo como mascota.
Ahora su empresa, Pampered Poultry, vende pañales para plumíferos a US$ 18 la pieza y con pedidos que pueden llegar a las 1.000 unidades mensuales. Desde luego, como se trata no sólo de un objeto utilitario sino graciosamente decorativo, los pañales tienen cuidadosos diseños: monocromáticos, coloridos, en fin, algo así como si H&M hubiese inaugurado una extraña sección de aves.
Sin embargo, el fenómeno de los pañales para pollos esconde otro fenómeno aún más extraño y de un lujo extravagante: en la ciudades más ricas de Estados Unidos (New York, Los Angeles, San Francisco), tener un pollo de mascota se ha vuelto símbolo de estatus económico y social.
Traci Torres es una empresaria de Connecticut que ha replicado el negocio con su compañía My Pet Chicken, una de las varias que han surgido en el insólito rubro de los pañales para pollos. En declaraciones a The Outline, Torres afirmó que “hay mucha competencia”, y no sólo en pañales, pues el negocio se ha extendido gracias a otros mimos que los propietarios de un pollo pueden darle a su engreído: desde comida delicatessen hasta corrales de última generación controlados a distancia desde un smartphone y con un costo de US$20.000 cada uno.
Ahora, ¿cómo se cierra el ciclo de esta nueva extravagancia? Pues donde nació: en la misma web. Busque cuentas como drinkingwithchickens o sammichicken en Instagram y verá cómo los dueños se afirman en la suntuosidad de sus mascotas con fotos donde los pollos lucen bellos pañales, además de otros accesorios. La cantidad de likes mide qué tan alto se está en la escala social. Y pensar que uno creía que los pollos siempre terminaban en una sabrosa cena. ■